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El pajarito está aburrido, ¿qué tendrá el pajarito?

GUILLERMO RODRÍGUEZ

Lo normal es que un usuario de Twitter dé por supuesto que uno de los mejores canales para informarse de lo que sucede en la campaña electoral del 22-M, de lo trascendental a la nimiedad más absurda, pasa por la red de microbbloging. De hecho, el tuitero podría llegar a pensar, no sin razón, que los 140 caracteres de texto a los que limita la red social es el mejor instrumento para separar el trigo de la paja, el discurso de la idea. Error. Poca cosa útil puede extraerse de Twitter en los dos días que se lleva de campaña, convertido como ha quedado en una agenda de actos instantánea por los periodistas que siguen a los candidatos a ras de asfalto: 'Camino de Toledo. Mitin en la plaza de Toros de Rajoy y Cospedal a partir de las 19h' (@PabloAIglesias); 'El #buspsoe en marcha camino de Gijón. 314 km. Mañana mitin de #Zp '(@mariagalanc). Y así. Cuando van un poco más allá, cuando arriesgan, es para emular a los aficionados de los campos de fútbol que gritan durante un partido '¡hola fondo norte!' con la intención de que, desde el lado contrario, les respondan '¡hola fondo sur!'.

En versión 2.0. quedaría más o menos así: '¿Cómo vais #buspsoe?'; 'muy bien, trabajando duro #buspp'. El interés informativo de Twitter se desinfla y queda relegado al papel de anécdota: los periodistas captan con sus móviles imágenes impagables: la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, de copiloto en una Vespa o piruletas con la cara del candidato del PP en Extremadura. #todomuyaburrido.

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