Este artículo se publicó hace 16 años.
El Papa Benedicto XVI recibe una calurosa bienvenida de los católicos neoyorquinos y de la ONU
Benedicto XVI recibió hoy una calurosa bienvenida de los católicos neoyorquinos, así como del personal que trabaja en Naciones Unidas, en donde pronunció un discurso que apeló al deber de la institución a intervenir ante las crisis humanitarias y proteger a la población.
Cientos de católicos, que se ubicaron cerca de la fortaleza en que quedó convertido hoy el edificio de Naciones Unidas, cantaron y tocaron guitarras para recibir al Papa en su primer viaje a la Gran Manzana.
Otros desplegaron pancartas con leyendas como "Bienvenido Benedicto XVI", escritas en inglés y en alemán, y otras que decían "Todos con Benedicto" y "Tú eres Pedro y sobre ti se ha construido la Iglesia".
En ese ambiente festivo, el obispo de Roma entró a la sede de la ONU, en donde fue recibido por el secretario general de la institución, Ban Ki-moon, y el presidente de turno de la Asamblea General, el macedonio Srgjan Kerin, junto a sus esposas y numerosos funcionarios de la institución.
El pontífice firmó en el libro de visitantes y luego se reunió con Ban durante 25 minutos en el despacho de trabajo del secretario, un lugar apenas conocido y desde el que se ve el río East, pero que esta vez se abrió hasta las cámaras de televisión "por ser una ocasión especial".
Allí se intercambiaron los regalos protocolarios. El jefe de la Iglesia católica entregó a Ban un aguafuerte que representa la nueva planta de Ciudad del Vaticano, realizado por Pier Luigi Isola, y del que solo hay 50 copias numeradas en romanos.
El secretario general le obsequió al Papa un sello conmemorativo de la ocasión dentro de una caja de madera realizada por los carpinteros de la institución.
Tras su intervención ante los embajadores y diplomáticos de los 192 países miembros que se sientan en la Asamblea General, Joseph Ratzinger saludó a altos cargos de la institución, entre ellos la responsable del departamento de administración y gestión de la ONU, la mexicana Alicia Bárdenas, quien pidió la bendición a Benedicto XVI, que sonriente se la dio.
Con gesto tímido, pero emocionado, el obispo de Roma recibió un ramo de flores de dos niños y luego, cuando un coro infantil le cantó en alemán la canción "¿Puedes contar las estrellas?", siguió su letra con los pequeños.
El Papa presentó sus respetos a las víctimas del atentado del 19 de agosto de 2003 contra la oficina de la ONU en Bagdad, al pararse y tocar la bandera azul y blanca de Naciones Unidas que aquel día ondeaba en la sede diplomática y que ahora está en los cuarteles generales de la institución.
También se detuvo unos momentos para rezar en la sala de meditación de la institución y después abandonó el edificio, entre gritos de los funcionarios, algunos en español, de "Viva el Papa".
Benedicto XVI, que llegó a Estados Unidos el 15 de abril, en la víspera de su 81 cumpleaños, y estará en la Gran Manzana hasta el domingo, está siendo ampliamente seguido por los medios de comunicación estadounidenses en sus coberturas informativas.
Además de llevar toda la semana en la primera página de todo tipo de diarios, en inglés y en español, y desde los más serios a la prensa amarilla, las cadenas de radio y televisiones han dedicado muchas horas de su programación para dar a conocer la figura del Papa y acercarla a los estadounidenses.
En EE.UU. hay 67 millones de católicos, lo que le coloca como el tercer país del mundo con más fieles, después de Brasil y México, y es uno de los pocos en que los creyentes de esa confesión van en aumento, pese a la herida abierta en la sociedad por el escándalo de los curas pederastas.
Muchos estadounidenses han conocido más la figura de Ratzinger por los medios de comunicación, a través de los cuales han sabido que al Papa le gusta más la Fanta de naranja que el vino y que su plato preferido es uno de la cocina bávara, que consiste en raviolis de patata y sopa de panqueques.
También que Benedicto XVI celebrará mañana sus tres primeros años al frente de la Iglesia católica, que tiene dos gatos, Chico y Joseph, y un perro, Igor, pero que no viven en sus apartamentos del Vaticano porque allí no se permiten mascotas, o que su música preferida es la de Mozart.
Tras el almuerzo en la residencia del nuncio ante la ONU, Celestino Migliori, el pontífice acudirá a la parroquia de St. Joseph y a una sinagoga, en pleno centro de Manhattan, mientras que mañana oficiará una misa en la catedral de San Patricio y visitará a niños discapacitados en el seminario de St.Joseph, en Yonkers.
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