Este artículo se publicó hace 13 años.
Un partido siempre bajo sospecha
El movimiento ecologista recela desde hace años de los ecopacifistas
Alcalá de la Selva (Te-ruel) es un pueblo pequeño (500 habitantes), pero conocido en Aragón: no sólo por las pistas de esquí y la actividad económica que ha generado,sino también porque era feudo del polémico Benito Ros Corella, dirigente del Partido Aragonés (PAR), a quien sus críticos equiparan, por su estilo, a Carlos Fabra, factótum del PP en Castellón.
Fue en la época de Ros Corella cuando la familia Escribano-Sanmartín empezó una importante promoción inmobiliaria en el pueblo, canalizada a través de Vega de la Selva SL y Sibana SL, que, según fuentes municipales, incluía la construcción de casi 400 viviendas. En 2003, contra todo pronóstico, el PSOE conquistó la alcaldía y revisó la concesión: elevó el monto a percibir por el consistorio al detectar deficiencias que favorecían supuestamente al promotor.
Han sido socios de Unió Valenciana y se reúnen en un hotel de lujo
Aquí empezó la pugna con Los Verdes Ecopacifistas: en 2007, el propio patriarca familiar, Alejandro Escribano Vidal, quiso presentar una lista del partido, aunque lo hizo fuera de tiempo y la Junta Electoral le excluyó. Pero al 22-M sí se presentó. En el segundo puesto estaba Marcelo Escribano Sanmartín, directivo de las empresas familiares, a las que el Ayuntamiento reclama 600.000 euros.
Los verdes obtuvieron sólo tres votos, pero casi fueron clave: el PSOE obtuvo 119, sólo uno más que el PAR. Preguntado por qué se presentó el partido en un lugar donde sus dirigentes tenían un litigio por una promoción, el portavoz, Alejandro Escribano, contestó: "No tiene nada que ver. También nos presentamos en otros pueblos de Teruel".
Es cierto: en tres pueblos minúsculos Aguatón, Almohaja y La Zoma, en los que las listas son de un solo candidato. Y ninguno de los tres cosechó un solo voto. "Es un partido que aparece cada vez que las izquierdas tienen posibilidad de ganar o cuando los verdes logran unidad, para reventarla", afirma un dirigente con muchos años de militancia ecologista en Valencia.
Quieren que Sara Carbonero encabece la lista a las generales
En 2004 y 2007, este partido formó incluso coalición con Unió Valenciana, un satélite a la derecha del PP, y Ciutadans. Y, en 2007, lanzó una campaña para forzar que el matrimonio homosexual tuviera que llamarse "homomonio". "A diferencia de los otros verdes, queremos ampliar espacios porque el ecologismo no puede quedarse sólo en la izquierda", dice Escribano.
El 22-M, el partido acudió en coalición con Els Verds del País Valencià, pero incluso este partido recela de ellos: "No nos quedó más remedio que hacer una coalición para evitar la proliferación de papeletas verdes", explica un dirigente de este partido, quien añade: "Son muchos menos de lo que dicen. El pacto era que cada parte aportaría el 50% de las listas, pero ellos no tenían gente".
Al margen de los verdes
Ahora, todas las sensibilidades verdes están debatiendo su confluencia primero, en el espacio que impulsa Equo y luego, eventualmente, en Compromís y la única formación excluida es Los Verdes Ecopacifistas, que suele convocar a la prensa en el hotel Westin, uno de los más caros de Valencia.
Varios dirigentes ecologistas explican que, cada vez que se aproxima alguna posibilidad de unidad verde, Los Verdes Ecopacifistas lo dinamitan con exigencias "extra-vagantes". Un ejemplo: en las jornadas de coordinación verde en el País Valencià del año pasado, propusieron ofrecer a Sara Carbonero el primer puesto en las generales. El motivo: "Los votantes identificarán sin dificultad los ojos verdes de Carbonero con el mensaje de la ecología política en España".
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