Este artículo se publicó hace 15 años.
Los partidos islámicos pierden apoyo en Indonesia, pero mantendrán su influencia
Los partidos islámicos indonesios ven hoy, a dos días de las elecciones legislativas, cómo las encuestas les vaticinan el peor resultado de su historia, aunque podrían mantener su influencia gracias a un más que probable gobierno multicolor.
Los últimos sondeos apuntan que sólo un 24 por ciento de los votantes de la mayor democracia musulmana respaldará a los partidos confesionales, una caída de más de 14 puntos con respecto a los comicios de 2004.
"Los partidos islámicos llevan años a la baja, porque la mayoría de la sociedad está moviéndose hacia el centro político, hacia el pragmatismo, alejándose de los extremos", explicó a Efe el politólogo Kevin Evans, que lleva 15 años estudiando los procesos electorales en Indonesia.
Para muchos observadores, la aprobación el pasado octubre de la restrictiva y polémica Ley contra la Pornografía, que impone a todo el país criterios del islam más conservador y observante, ha sido uno de los desencadenantes de este descalabro.
De hecho, medio año después de su entrada en vigor, esta normativa se ha convertido en uno de los temas de la campaña electoral, un arma que han esgrimido tanto sus defensores como sus detractores.
Además, el impacto de la crisis financiera global, que está empezando a sentirse este año en Indonesia y que arreciará en los próximos meses, ha empujado a los electores hacia el pragmatismo.
Los expertos subrayan asimismo una serie de tendencias de largo recorrido para explicar esta progresiva caída.
Por un lado, señalan, muchas formaciones de carácter confesional han sido incapaces de presentar un programa esencialmente diferente del resto de partidos, con lo que los votantes se han decantado por los mayoritarios.
Por otro, la mayoría de siglas presentes en el hemiciclo han asumido, al menos superficialmente, lo más básico del discurso de los partidos islámicos y lo han incluido en su retórica propagandística.
Así, las encuestas sitúan a las tres principales formaciones islámicas -el Partido de la Justicia y Prosperidad (PKS), el Partido del Despertar Nacional (PKB) y el Partido Unido del Desarrollo (PPP)- entre el 5 y el 10 por ciento de los votos.
El resto de formaciones confesionales posiblemente no logren entrar en el Parlamento indonesio (DPR), al no superar el 2,5 por ciento de votos mínimo que exige la legislación electoral.
No obstante, lo más probable es que las fuerzas islámicas sigan influyendo en la política indonesia, ya que ninguna de las tres formaciones mayoritarias -el Partido Demócrata (PD), el Partido Democrático de Indonesia para la Lucha (PDI-P) y el Partido de los Grupos Funcionales (Golkar)- va a alcanzar el 25 por ciento.
"Estas elecciones legislativas deben entenderse como un estudio del balance de fuerzas actual entre partidos. Quien gane las presidenciales (previstas para julio) tendrá en cuenta la nueva composición del Parlamento para formar su gabinete", argumentó Kevin Evans.
No obstante, aunque las fuerzas musulmanas están perdiendo apoyo, algunas podrían incluso mejorar sus resultados de 2004.
Éste es el caso del PKS, que en su último mitin de campaña en Yakarta logró congregar a unas 100.000 personas, que corearon a gritos "¡Allahu akbar!" (¡Alá es grande!) en varias ocasiones, a petición de los candidatos.
Esta formación difiere de las demás religiosas en su perfil urbano y radical, frente a las demás, claramente rurales y conservadoras, lo que ha llevado a tacharla de islamista.
La fundación LibForAll, del ex presidente indonesio Abdurrahman Wahid, caracterizó al PKS por "su proselitismo", "su funcionamiento a base de células", su "infiltración rápida y sistemática" en todos los estamentos de la sociedad y la a concienzuda "mezcla de religión y política".
Indonesia es la tercera mayor democracia del mundo y acoge a la mayor comunidad musulmana, más de 200 millones de fieles, que tradicionalmente han destacado por su moderación.
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