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Pasillo a Iniesta en El Prat

1.500 aficionados corean a las cinco de la mañana la llegada triunfal del equipo azulgrana

RUT VILAR

'Increíble, espectacular ¡Cómo describiros cómo me siento, las mil sensaciones que tengo ahora mismo! Hemos trabajado, hemos luchado a pesar de las adversidades que nos hemos encontrado durante el partido (el gol de Essien, la expulsión de Abidal, el juego del Chelsea), hemos conseguido sobreponernos y el pase a la final. Es un sueño marcar este gol, conseguir otra final de Champions Estoy muy feliz y muy orgulloso de mis compañeros, de todos vosotros que lleváis todo el año dándonos ánimos y apoyándonos. ¡Mil gracias y a disfrutar de esta noche mágica!'.

Sant Feliu (Barcelona), seis de la madrugada. Iniesta acaba de llegar a casa ocho horas después de grabar su nombre, en letras de oro y mayúsculas, en la historia del Barcelona. Antes de meterse en la cama, deja escrito en su página web este post de agradecimiento a la hinchada culé. Así es: un crack en el campo y un chaval sencillo, modesto, cercano y afable fuera.

Bolsas abiertas, zapatillas fuera, desodorantes y gominas confiscados Las rigurosas medidas de seguridad del británico aeropuerto de Gatwick no entienden de héroes y remataron el aguante de los jugadores del Barça que, tras vivir el éxtasis desatado enStamford Bridge, aguantar los 95 minutos de tute al que los sometió el Chelsea y recorrer por carretera los casi 50 kilómetros que separan el centro de Londres del mencionado aeropuerto, llegaron exhaustos al avión. Entre una cosa y otra, no fue hasta lastres de la madrugada que la aeronave que conducía a la expedición azulgrana de vuelta a Catalunya levantaba el vuelo.

El ambiente que reinó durante el trayecto fue mucho más de tranquilidad que la fiesta vivida el sábado tras la abultada victoria en el clásico, aunque, a pesar de la hora, casi nadie consiguió conciliar el sueño. Futbolistas y técnicos pasaron los 120 minutos de viaje entre confidencias con sus familiares que ocupaban buena parte del avión.

Los pasajeros celebraron que Piqué rompiera su costumbre de amenizar los viajes con el particular repertorio musical de su iPod. Hip hop o rap que conecta a los altavoces de la areonave. Esta vez concedió a sus compañeros un vuelo de descanso.

En El Prat, unos 1.500 valientes, según la Guardia Urbana, soportaron hasta una hora intempestiva las cinco la llegada de sus ídolos. Guardiola bajó la escalerilla del avión con su habitual elegancia, aunque durante el vuelo se aflojó el nudo de la corbata para recuperar el aire perdido tras muchos resoplidos. Por si los 3.000 aficionados de Stamford Bridge y los cientos de mensajes que colapsaban su móvil no eran suficientes, Iniesta tomó consciencia de la dimensión de su gesta en cuanto pisó tierra firme. Los empleados del aeropuerto, primero que les hicieron un pasillo a pie de avión y los seguidores allí presentes, después, no se cansaron de corear su nombre.

En la terminal A les esperaba el autocar del Barça customizado con una gran pegatina en la luna delantera que rezaba: 'Camino a Roma'. No costó tanto como el sábado enfilar la Ronda de Dalt para dirigirse al Camp Nou, donde los futbolistas recogieron sus vehículos y se fueron a descansar hasta esta misma tarde, cuando el equipo vuelve al trabajo para preparar el encuentro ante el Villarreal. Si el Madrid no gana al Valencia los azulgrana podrían cantar el alirón el domingo. Pero no quieren adelantar acontecimientos. Nunca conviene: Laporta desveló que instantes antes del gol de Iniesta, en el palco de Stamford Bridge, empezaron a descorchar botellas de champán y a repartir folletos de Roma.

El Barcelona abre hoy, a través de su web, el periodo de solicitud de entradas para la final, que termina el lunes. El club calcula disponer de 20.000 localidades. Si la demanda fuera mayor, el próximo martes se celebraría el sorteo de los boletos disponibles entre los socios.

 

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