Este artículo se publicó hace 15 años.
Pekín acusa al Dalai de dirigir un Gobierno traidor
Wen sólo dialogará con el líder tibetano si abandona su actitud separatista
Andrea Rodés
Mientras miles de soldados continúan patrullando por Tíbet para evitar revueltas, el primer ministro chino, Wen Jiabao, aseguró ayer que la situación en la región del Himalaya es "pacífica y estable" y que su país está dispuesto a negociar con el Dalai Lama si éste deja de pedir la independencia.
"El Dalai Lama no es una figura religiosa cualquiera, es un político exiliado", dijo el primer ministro en la rueda de prensa que clausura la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, el Parlamento chino. Wen aseguró que el Dalai dirige un "Gobierno teocrático traidor" desde Dharamsala y "es capaz de engañar a algunos líderes políticos, que también pueden utilizarle".
Este año, la Asamblea ha coincidido con una semana de máxima tensión en Tíbet: el martes se cumplieron 50 años del levantamiento tibetano en contra de la ocupación china, que forzó el exilio del Dalai Lama, y hoy hará un año de las revueltas violentas que sacudieron Lhasa, la capital de Tíbet y reavivaron la polémica sobre la represión cultural y religiosa que sufre la población autóctona por parte de Pekín cuatro meses antes de los Juegos Olímpicos.
Pekín acusa al Dalai de estar detrás de las revueltas tibetanas, que acabaron con incendios y ataques violentos contra negocios y viviendas de ciudadanos de etnia Han, a la que pertenece la mayoría de la población china. En los enfrentamientos murieron 19 ciudadanos chinos, según Pekín, y más de 200 tibetanos, según el Gobierno tibetano en el exilio.
Éste también denuncia la detención y encarcelamiento sin juicio previo de miles de tibetanos sospechosos de participar en las revueltas. Un grupo de abogados chinos, liderados por el activista Teng Biao, se ofreció a prestar asistencia legal a los tibetanos arrestados. Pero la presión del Gobierno chino les hizo desistir.
Desarrollo económico
"El desarrollo progresivo en Tíbet ha probado que nuestra política en la región es la correcta", dijo Wen a los periodistas, tres días después de que el Dalai Lama describiera la situación en Tíbet como "un infierno en la Tierra". Sin embargo, Wen aseguró que su país está dispuesto a negociar con el Dalai si éste abandona su actitud separatista. El Dalai dejó de reclamar públicamente la independencia de Tíbet en 1988, pero "no sólo hay que prestar atención a lo que dice el Dalai, sino a lo que hace", advirtió Wen.
El tema de Tíbet no fue el principal en la rueda de prensa, monopolizada por las políticas de China para afrentar la crisis. Wen aseguró que su Gobierno dispone de recursos suficientes para tomar medidas adicionales en caso de que la situación empeore, al margen del plan de estímulo inicial de 4 billones de yuanes (452.000 millones de euros) para los próximos dos años, aprobado esta semana por la Asamblea.
Wen aseguró que la economía china aumentará un 8% en 2009, pero recordó que será una tarea difícil, y que el Gobierno tiene que hacer frente al problema más grave de la crisis, el desempleo.
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