Este artículo se publicó hace 13 años.
Pekín frena la inflación y busca ahora cómo reactivar su economía
El reto de China es transferir la riqueza del Estado hacia el sector privado
El Gobierno chino está cumpliendo escrupulosamente su hoja de ruta económica, que marca como primer objetivo frenar la inflación y como segundo el reequilibrio de su economía, el paso de un sistema basado en el crecimiento desbocado del PIB a otro centrado en el consumo interno. Ese éxito se refleja en los números. Pekín anunció ayer que la inflación del mes de octubre cayó al 5,5% interanual, la cifra más baja desde el mes de mayo, si bien todavía muy por encima del objetivo oficial del 4%.
Estos datos suponen un respiro para los mercados, deseosos más que nunca de que la locomotora china no se quede sin combustible para tirar de la economía mundial. "Estos datos deberían ser muy positivos para la confianza del mercado. Los políticos todavía deben poner el control de la inflación como una prioridad, pero vamos a ver cada vez más políticas destinadas al crecimiento", indicó Lu Ting, economista de Bank of America Merrill Lynch, a la agencia de noticias Xinhua. "El IPC de octubre muestra que los esfuerzos del Gobierno para controlar los precios han comenzado a dar sus frutos", advirtió Zhang Liqun, investigador del Consejo de Estado.
Compromiso en el G-20Controlada la inflación, parece que Pekín no va a perder ni un segundo en relanzar el crecimiento, para alegría de Occidente. La semana pasada, el banco central inyectó liquidez en la economía y los expertos prevén una relajación moderada de las políticas monetarias y recortes en los ratios de reservas bancarias. "Es hora de afinar" las políticas económicas, dijo hace unos días el primer ministro Wen Jiabao. El presidente chino, Hu Jintao, también hizo un guiño a Occidente en la cumbre del G-20 reafirmando la "necesidad" de "proteger el crecimiento".
No obstante, China sigue con el imperativo de reequilibrar su economía. La transferencia de la riqueza del Estado hacia el sector privado, el dar a la sociedad un mayor porcentaje del PIB para que sea el consumo privado el motor del crecimiento, es el gran reto. ¿Cómo reducir la tasa de PIB a cifras del 8% o menos sin causar un fuerte impacto social ni dañar el desarrollo? La clave está, según los expertos, en poner fin a las exceso de inversión y el crédito barato, las dos lacras que han negado a la sociedad su porción del PIB. Con este cambio, China persigue un crecimiento mucho más robusto y casi inmune a las crisis y sacudidas de Occidente.
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