Este artículo se publicó hace 14 años.
Las pérdidas de PSA se multiplican por 3,2 en 2009 hasta los 1.161 millones de euros
PSA Peugeot Citroen tuvo 1.161 millones de euros de pérdidas en 2009, lo que significa que se multiplicaron por 3,2 las que ya había sufrido en 2008, anunció hoy el grupo automovilístico francés, que espera volver a ser rentable en el primer semestre de 2010.
El pasado año la compañía tuvo que asumir 727 millones de euros de cargas de explotación no recurrentes, de los cuales 354 millones correspondieron a gastos de reestructuración (reducción de plantilla en Peugeot y Citroen, pero también en su filial de componentes Faurecia) y 217 millones a la depreciación de activos, explicó PSA en un comunicado.
Además, las cargas financieras prácticamente se duplicaron hasta 520 millones de euros (habían sido de 286 millones en 2008) por la baja remuneración de las inversiones de tesorería, los intereses por el préstamo que recibió del Estado francés y el alza de los costos de financiación de Faurecia.
Pero donde la evidencia del impacto de la crisis del sector quedó más ilustrada fue en los 689 millones de euros negativos en el resultado de explotación del pasado año, frente a los 550 millones positivos del ejercicio precedente.
La empresa puso el acento en que ese impacto se concentró en la primera mitad de 2009, en que se contabilizaron 826 millones de euros de pérdidas en ese resultado de explotación, mientras en el segundo semestre la salida de los números rojos se tradujo en 137 millones de euros en negro.
La facturación cayó un 10,9% para quedar en 48.417 millones de euros, con un hundimiento del 21,8% en el primer semestre, que contrastó con un alza del 2,6% en el segundo gracias al cambio de las condiciones de mercado.
Las ventas mundiales de coches de las marcas Peugeot y Citroen se redujeron un 2,2% con 3.188.000 unidades, y su cuota de mercado mundial subió una décima hasta el 5,5%.
Eso, combinado con la evolución a la baja del precio medio por vehículo, se tradujo en un descenso del 8,1% en el volumen de negocios de la actividad automovilística hasta 38.265 millones de euros.
La rentabilidad de esta división, que ya había sido negativa en 2008 a 225 millones de euros en el resultado de explotación, sufrió un verdadero descalabro al llegar a 1.257 millones de euros negativos, algo en lo que pesó el recorte de volúmenes, pero también un tipo de cambio del euro más desfavorable y el hecho de que la competencia se exacerbó.
Faurecia contribuyó con 9.292 millones de euros a la cifra de negocios (12.011 millones en 2008) y también agravó el resultado de explotación con 92 millones, cuando el ejercicio precedente había conseguido mantenerse en positivo con 91 millones.
La filial logística Gefco igualmente vio disminuido sus ingresos a 2.888 millones de euros, comparados con los 3.536 millones de 2008, pero cuando menos logró un resultado de explotación de 102 millones, después de los 127 millones obtenidos el año anterior.
Por último, el negocio de financiación aportó 943 millones de euros de ingresos, algo menos que los 976 millones de 2008, y un resultado de explotación de nuevo claramente positivo (498 millones, por debajo de los 557 millones de 2008).
Uno de los pocos elementos alentadores de la cuenta de resultados de PSA fue la deuda neta, que se redujo a 1.993 millones el pasado 31 de diciembre, frente a los 2.906 millones un año antes.
El presidente de la empresa, Philippe Varin, quiso insistir en la "neta mejora de (los) resultados en el segundo semestre" aunque tuvo que reconocer que "reflejan la gravedad de la crisis que afecta a la industria del automóvil".
Para este año, Varin no fue más allá del primer semestre en sus previsiones, en el que auguró que PSA tendrá un resultado de explotación "sin duda positivo", excluyendo posibles elementos excepcionales.
Esa previsión se sustenta en que la compañía francesa calcula que en 2010 el mercado automovilístico en Europa en su conjunto sufrirá un retroceso del 9%, aunque espera que sus dos marcas agrupadas incrementen allí su cuota de mercado.
Fuera del Viejo Continente, China debería progresar a un ritmo de dos dígitos y Latinoamérica cuando menos avanzar.
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