Público
Público

Uñas, pezuñas, garras y zarpas

En el Museo de la Ciencia de Valladolid se exhibe 'Patas. Huellas de la evolución', integrada por instantáneas del fotógrafo especializado en naturaleza Ingo Arndt, que muestran las extremidades de las especies animales m&aa

PÚBLICO

Dedos adherentes, con uñas, con ganchos, rojas, peludas, con uno o con cinco dedos, capaces de avanzar por el filo de una cuchilla sin cortarse o de andar boca abajo sobre un techo de vidrio sin caerse. Así son algunas de las 26 patas que ilustran la huella evolutiva de ciertas especies animales en la muestra que acoge el Museo de la Ciencia de Valladolid.

Detrás del objetivo de la cámara está el fotógrafo naturalista Ingo Arndt, que tras meses de trabajo, llegó a recorrer 10.000 kilómetros por zoológicos y terrarios de Suiza, Alemania, Austria y Namibia. En ellos, captó 5.400 imágenes de patas, garras, dedos y todo tipo de pulgares.

Estas patas del fotógrafo alemán, ganador del Word Press Photo en 2005, son de una extraña y extraordinaria belleza, y son una excusa perfecta para entender algo mejor conceptos como el de biodiversidad y el de las estrategias animales para poderse adaptar. Contemplando estas fotos nos damos cuenta de que la naturaleza todavía saca una gran ventaja tecnológica a los seres humanos.

Los dedos de algunos gecos o dragones con capaces de aguantar hasta 140 kilos merced a los cojinetes adherentes divididos en escamas, e incluso podrían caminar boca abajo adheridos a un techo de vidrio sin caerse. Eso sin contar que un caracol podría avanzar por una cuchilla sin cortarse.

Las instantáneas ilustran como pocas otras la evolución animal y responden a preguntas tan simples, pero de tan dificil respuesta, como la de por qué la mayoría de los animales y los seres humanos tienen cinco dedos. Los precisos retratos de estas patas nos hablan de sus funciones y adaptaciones para correr, saltar, cavar, columpiarse e incluso limpiarse.

Este es el caso de uno de los dedos del canguro, inútil para el salto, pero que tiene un uso limpiador de parásitos. O el de las almohadillas de los leopardos, que les permiten avanzar sin hacer ruido. O el de las patas como palas de los topos para cavar. O el de esas huellas en los primates, que tienen como fin no caerse, poderse adaptarse y engancharse mejor a las distintas superficies.

Las patas cortas con ganchos de la oruga de la mariposa de la calavera; los únicos dos dedos del avestruz, que le hacen ser más veloz; los más cortos e integrados de la tortuga; las zarpas de diez centímetros del tigre siberiano o la planta de hasta un metro cuadrado del elefante, nos llevan, paso a paso, por ese recorrido por la evolución que viene durando apenas unos millones de años.



Museo de la Ciencia de Valladolid

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias