Este artículo se publicó hace 15 años.
Pittsburgh se prepara para acoger la cumbre y la contracumbre del G20
La ciudad de Pittsburgh, al este de EE.UU., ultima los preparativos para acoger mañana a la cumbre del G20, pero también a decenas de organizaciones activistas que reclaman justicia social y mayor protección a los derechos básicos.
Liderados por la Unión de Libertades Civiles, y otras organizaciones de peso que ganaron notoriedad durante la guerra de Irak, como Codepink, cientos de activistas han comenzado ya ha llegar a la ciudad, preparados para enarbolar sus pancartas a los líderes del G20.
Los mandatarios llegan a esta ciudad de Pensilvania determinados a coordinar nuevas medidas contra la crisis económica, con varios puntos sobre la mesa, como limitar el pago a los banqueros, mejorar la regulación financiera, y estudiar cómo los Gobiernos pueden retirar los planes de estímulo sin dañar la incipiente recuperación.
Otro de los temas de la agenda son frenar el cambio climático, buscar un modelo de crecimiento sostenible con el medio ambiente, y luchar contra las altas tasas de desempleo que sufren muchos países.
La ciudad de Pittsburgh ofrece a los mandatarios un buen espejo donde mirarse. Hace tres décadas era la capital industrial del acero, con factorías a plena producción que daban empleo a más de 120.000 personas.
Pero una dura reconversión acabó con este sector, y la ciudad se vio obligada a reinventarse y lo hizo apostando por las nuevas energías, la tecnología y la innovación.
Hoy en día, es una ciudad dinámica y ecológica, con decenas de empresas de nuevas tecnologías que dan trabajo a empleados cualificados, y con una tasa de desempleo inferior a la media del país.
Una de estas empresas es el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (UPMC), un grupo sanitario que factura 8.000 millones de dólares al año y que se ha convertido en el mayor empleador de la región, con 50.000 trabajadores.
Mientras los mandatarios buscan inspiración en esta ciudad, los activistas quieren aprovechar la atención mediática de la cumbre para defender sus mensajes.
"Estamos aquí para decir al G20 que la gente necesita servicios sociales, en lugar de rescates para la banca o las grandes corporaciones", dijo a un medio local de Pensilvania la portavoz de la Caravana del Pueblo, Kim Coughlin.
Esta coalición representa a varias organizaciones que han ido recorriendo varias localidades en los últimos días, incluida la capital del estado, Filadelfia, antes de llegar hoy a Pittsburgh.
Pero organizar una protesta ante una cumbre de Jefes de Estado, y con una ciudad tomada por las fuerzas de seguridad, no ha sido fácil.
Hace unos días, seis grupos que pretendían celebrar una manifestación en defensa de la justicia social durante la cumbre del G20 presentaron una demanda en los juzgados ante las trabas que les pusieron las autoridades.
Aunque estos grupos estuvieron negociando durante más de un mes con las autoridades, solo obtuvieron autorización para realizar dos de las 13 protestas que tenían programadas, una de ellas se hará lejos del centro de la ciudad, donde se reunirán los mandatarios.
"Lo que están haciendo esencialmente es rechazar cualquier manifestación en el centro de Pittsburgh, algo inaudito hasta ahora", dijo a la prensa Witold Walczak, uno de los abogados de la Unión de Libertades Civiles en Pensilvania.
Las autoridades sí han concedido permiso para realizar un evento en el centro de la ciudad. Se trata de un "festival de libertad de expresión" organizado por la Alianza para la Protección del Clima, fundada por el ex vicepresidente de EE.UU., Al Gore.
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