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Polonia aguarda las elecciones con el partido liberal favorito para repetir

EFE

El partido liberal Plataforma Ciudadana, liderado por el actual primer ministro, Donald Tusk, es favorito en todas las encuestas para alzarse con la victoria en las elecciones legislativas que tendrán lugar mañana en Polonia, aunque los sondeos apuntan a una mayoría simple que exigirá pactos para poder gobernar.

De confirmarse estos pronósticos, será la primera vez desde la caída del comunismo que un partido gana dos comicios generales consecutivos en Polonia, ya que Plataforma Ciudadana (PO) fue la formación más votada en las pasadas legislativas de 2007.

"Si se produce estaremos ante una señal inequívoca de normalización de la vida política y de una mayor madurez de la sociedad polaca", opinó el politólogo Aleksander Smolar.

Los últimos sondeos dan un 39 por ciento de sufragios a PO, mientras que su principal rival, el conservador Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw Kaczynski, obtendría un treinta por ciento de apoyos.

Victoria para los liberales, aunque parece que no con mayoría absoluta, lo que les obligará a entenderse con las otras formaciones del Parlamento: la plataforma de izquierdas SLD, el partido liberal-anticlerical Movimiento Palikot y el Partido Campesino (PSL), este último socio de coalición en la legislatura que acaba.

El apoyo mayoritario a PO se debe, dice Smolar, a que se trata de una formación "previsible, moderada, tranquila, con gobiernos no tan agresivos en lo verbal como sus rivales y que no pretende realizar grandes cambios institucionales que puedan provocar una sensación de inseguridad en gran parte de la sociedad".

A pesar de que las encuestas dan la victoria a Donald Tusk, el partido de Kaczynski aspira a dar la sorpresa, después de una campaña electoral en la que su apoyo en los sondeos ha ido en aumento y ha superado las previsiones.

Para Smolar, ese posible ascenso de Ley y Justicia se explica porque los nuevos votantes han olvidado la "sensación de miedo" que provocó el Gobierno de Jaroslaw Kaczynski, quien fue primer ministro entre 2005 y 2007.

"Además, hay un mecanismo natural de péndulo en la democracia y cada poder desgasta, especialmente en una época mediática donde la política se ha convertido en un espectáculo permanente y la gente se aburre pronto", opina.

Lo que parece más probable es que las elecciones de mañana confirmen la irrupción en el Senado y Parlamento de un nuevo partido, el Movimiento Palikot, creado tan solo hace algunos meses por el empresario Janusz Palikot.

De hecho, los últimos sondeos dan a Movimiento Palikot un 10 por ciento de los sufragios, lo que lo convertiría en la tercera fuerza política del país, por delante de la izquierda, que obtendría un 9 por ciento, y del Partido Campesino, actual socio de gobierno, que quedaría con un 8,5 por ciento.

Esto podría dar lugar a un panorama inimaginable hace algunas semanas: la necesidad de que PO necesite, además del apoyo de los Campesinos, pactar con una segunda formación, a elegir entre la izquierda y el Movimiento Palikot.

Janusz Palikot es un hombre de negocios de éxito y antiguo diputado liberal, que abandonó la formación para crear su nuevo partido, cansado, dijo entonces, del moralismo y del peso de los democristianos en el partido de Tusk.

El Movimiento Palikot propugna una economía liberal pero es su defensa radical del anticlericalismo y de la liberalización del consumo de marihuana lo que ha calado más hondo en el electorado polaco, sorprendido y en parte encandilado por un candidato experto en llamar la atención, que se atreve a ir más allá que el resto.

Más de 30 millones de ciudadanos están convocados mañana a las urnas en esta jornada electoral que arrancará a las 07.00 horas (05.00 GMT) y finalizará catorce horas después, a las 21.00 horas (19.00 GMT).

Las autoridades polacas pretenden que los ciudadanos cuenten con toda la comodidad para votar, lo que justifica el amplio margen de tiempo y los cerca de 26.000 locales electorales habilitados.

A pesar de estas facilidades, los sondeos prevén que la abstención supere el cincuenta por ciento, mientras que más de un veinte por ciento de los ciudadanos reconocen no saber todavía a quien votarán.

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