El Gobierno dimisionario luso aseguró hoy que seguirá "luchando" para evitar que Portugal recurra a la ayuda financiera externa, a pesar de que el rechazo parlamentario a su último plan de ajuste "dificulta" la situación del país.

El titular luso de la Presidencia, Pedro Silva Pereira, afirmó hoy, al término de un consejo de ministros, que la economía portuguesa "tiene condiciones para resistir" e insistió en que el Ejecutivo socialista de José Sócrates hará "todo lo que esté a su alcance" para no llegar a la intervención financiera.

Un rescate "implicaría un programa de ajuste que es todo aquello que los portugueses no desean y tendría consecuencias graves para la economía a nivel de su financiación en los mercados internacionales", aseveró.

El consejo de ministros semanal se celebró hoy sin el dimisionario Sócrates, que viajó a la cumbre europea de Bruselas en su condición de jefe de Gobierno en funciones.

Portugal amaneció, entretanto, con los intereses que penalizan su deuda soberana más altos, especialmente los de las obligaciones a cinco años, que batieron un nuevo máximo histórico del 8,4 por ciento.

Además, se reavivaron las especulaciones sobre la necesidad de que el país se vea obligado a recurrir a la ayuda externa.

Portugal encara en los próximos tres meses el pago de más de 9.000 millones de euros por vencimiento de obligaciones de deuda, que se suman a sus dificultades para acceder a financiación por los altos intereses que le exigen.

El primer ministro de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, admitió hoy que sería "apropiado" un apoyo de 75.000 millones de euros para Portugal procedente del fondo de rescate de la UE y se lamentó de que el cuarto paquete de medidas propuesto por el Ejecutivo luso fuese ayer rechazado en el Parlamento.

La oposición portuguesa, desde los conservadores a la izquierda marxista, tumbó ayer el más reciente plan de ajuste fiscal luso, lo cual motivó la dimisión de Sócrates y abrió las puertas a unas probables elecciones anticipadas.