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El PP cierra su plantel autonómico con cuatro caras nuevas

EFE

Cerrados todos los congresos regionales, el PP ya tiene listo su plantel autonómico. La consistencia de los barones más poderosos, con Esperanza Aguirre y Francisco Camps a la cabeza, se combinará durante los próximos años con el empuje de cuatro caras nuevas, dos de ellas en territorios muy difíciles: Cataluña y País Vasco.

La nueva presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y el nuevo hombre fuerte del partido en Euskadi, Antonio Basagoiti, son las más resonadas incorporaciones al equipo popular, y no llegan como secundarios, pues en ambas comunidades autónomas el partido está acuciado por la exigencia de preservar un estatus que, sobre todo en los últimos años, parecía resquebrajarse.

En Cataluña era más palmario el declive por el que se precipitaba el PP después de la dimisión de Josep Piqué y de la etapa de transición comandada por Daniel Sirera, pero también, y más notoriamente, por los resultados de las últimas elecciones.

El País Vasco era el otro "talón de Aquiles" de los populares, no tanto por su cabida en la Cámara de Vitoria, 15 parlamentarios, como por las convulsiones vividas este año, cuando la ya ex presidenta del partido, María San Gil, decide abandonar la nave por discrepancias con el líder nacional, Mariano Rajoy.

La marcha de San Gil, un símbolo para muchos votantes del PP, enturbió aún más el clima con el que se desarrolló la fase previa al congreso nacional, que ratificó a Rajoy en el timón del barco y configuró una nueva capitanía.

Con dos urgencias territoriales sobre la mesa: qué hacer en Cataluña y País Vasco.

Sánchez-Camacho vivió un congreso muy agitado, pues recibió el apoyo del 57 por ciento de los populares catalanes, en tanto que Basagoiti salió más airoso, con un respaldo del 82 por ciento.

Luisa Fernanda Rudi, la nueva presidenta del PP en Aragón, y José Antonio Monago, en Extremadura, son las otras dos incorporaciones, y no vienen a reforzar puestos menores. En ambas comunidades autónomas el PP no consigue hacerse con el poder, frenado por el empuje de los candidatos socialistas, Marcelino Iglesias y Guillermo Fernández Vara, respectivamente.

La fiabilidad del nuevo equipo autonómico del PP comenzará a ponerse a prueba casi ya mismo, en las elecciones del País Vasco y Galicia, donde el candidato Alberto Núñez Feijoo deberá dar el do de pecho, pues sólo le vale la mayoría absoluta.

La gallega es una comunidad autónoma en la que el PP no ha celebrado congreso regional -Feijoo fue elegido en el de 2006 y hasta 2009 no toca el siguiente-, pero no la única, pues Navarra, tras la ruptura con UPN, también aparece como territorio a conquistar.

Al margen de lo que ocurra en Cataluña, donde las elecciones se prevén en 2010, los demás presidentes territoriales tienen más tiempo para apuntalar sus aspiraciones, sobre todo los que lo intentarán de nuevo en 2011: María Dolores de Cospedal (Castilla-La Mancha), Ignacio Diego (Cantabria), Rosa Estarás (Baleares) y José Manuel Soria (Canarias), mientras que Ovidio Sánchez (Asturias) ha anunciado que no repetirá como candidato a la presidencia del Principado.

El presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, tras ir poco a poco estrechando la distancia que le separaba de Manuel Chaves, dispondrá de un año más para confirmar la tendencia.

Con esta dosificada mezcla de renovación y tradición, el PP buscará aumentar su poder autonómico.

Un poder que de momento consolida su columna vertebral, los líderes incontestables en sus respectivas comunidades: Esperanza Aguirre (Madrid), Francisco Camps (Comunidad Valenciana), Pedro Sanz (La Rioja), Ramón Luis Valcárcel (Murcia) y Juan Vicente Herrera (Castilla y León), aunque sin dejar de lado a Juan Jesús Vivas (Ceuta) y Juan José Imbroda (Melilla).

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