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El PP empieza a preguntarse si el problema se llama Rajoy

ANA PARDO DE VERA

Los casos de corrupción que no cesan, los comportamientos poco éticos -cuando no ilegales- que van saliendo a la luz , las malas encuestas que vaticinan un descalabro tras otro en 2015 y unas mejoras económicas que no alcanzan a la calle son las razones esgrimidas por quienes en el Partido Popular abogan por una regeneración completa que incluya al presidente del Gobierno.

Según los integrantres de este movimiento interno que cada vez cobra más fuerza (cuadros medios y dirigentes autonómicos y locales, fundamentalmente), Mariano Rajoy 'ha perdido la credibilidad' entre el electorado conservador; incluso entre los más fieles votantes. Y la razón no es sólo el estilo Rajoy (el no-hacer como forma de hacer), sino la sensación de que el PP no puede recuperar la confianza de los ciudadanos con un liderazgo que mantiene 'demasiados' vínculos con todo aquello que pretende dejarse atrás como signo de contundencia ante una sociedad 'muy cabreada', en palabras de un destacado conservador. Una de las expresiones más extendidas entre los dirigentes partidarios de este cambio, por ejemplo, es que 'hay que resetear el partido', esto es, borrón y cuenta nueva.

'Una situación de excepción exige medidas de excepción', argumentan en el PPLos partidarios del cambio en el PP quieren un congreso extraordinario antes de mayo para llevar la 'nueva cara' a las dos citas electorales de 2015, las municipales y autonómicas (24 de mayo) y las generales, previstas para noviembre. 'Una situación de excepción exige medidas de excepción', argumentan para explicar una propuesta tan radical como para sustituir al líder de un partido cuando gobierna con mayoría absoluta. Una mayoría absoluta que, sin embargo, no sólo Rajoy perdería a la primera, sino que podría mermar hasta convertirse en una minoría que haga del jefe del Ejecutivo el primero en llevar a su partido a la derrota en una sola legislatura.

Las encuestas de Pedro Arriola, el sociólogo que Rajoy heredó de Aznar y del que se fía plenamente, a pesar del rechazo creciente que despierta en el PP, dan al partido unos resultados muy negativos, particularmente en las comunidades madrileña y valenciana, hasta hace poco, feudos asegurados para el Partido Popular. Sin embargo, no sólo Arriola certifica la caída en picado del voto conservador.

Esta semana sale la encuesta del CIS correspondiente al mes de octubre, tarjetas black y estallido de la crisis del ébola mediante, además, sin llegar a la intervención de la vicepresidenta en el asunto del virus. Los resultados, vaticinan en PP y PSOE, van a ser 'malos sin paliativos' para el bipartidismo y muy positivos para la nueva formación Podemos. 'Malos', además de la caída libre de ambos, por el 'carácter transversal' del éxito del partido de Pablo Iglesias, que se lleva votos de unos y otros.

¿Es suficiente, entonces, un crecimiento económico que no se siente y una petición de perdón público que llega tarde y casi obligada? En el PP creen que ha llegado la hora de 'más política y menos economía; de dar la cara y ofrecer dimisiones y limpieza real'; que no basta con presentar un futuro sin corrupción y dejar el pasado (y el presente) de los corruptos sólo a las instancias judiciales. 'Hay que interiorizar el concepto responsabilidad política', razonan. Y al respecto y sobre la necesidad de relevar a Rajoy recuerdan que él figura en los papeles de Luis Bárcenas (en la cárcel), puso a Ángel Acebes (imputado) al frente de la Secretaría General del PP y a Rodrigo Rato (imputado) dirigiendo Caja Madrid y Bankia. Por recordar, le recuerdan asimismo que, siendo como es el líder del PP, es incapaz de dar un golpe de mano en la formación madrileña y llevarse por delante a Esperanza Aguirre y toda su etapa; Gürtel y Púnica incluidas.

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