Al PP le gusta la calle. Le gustaba en la pasada legislatura y le gusta en esta. Ayer, un día después de la manifestación en Madrid de los agricultores, el vicesecretario de Comunicación de los conservadores aseguró que el fin del Gobierno vendrá por la calle. Más que un vaticinio, sonó directamente a propuesta: 'Estoy convencido de que a [José Luis] Rodríguez Zapatero, de la Moncloa, lo va a sacar una cacerolada, lo va a sacar el grito del pueblo, que está cansado de que no haya política económica, de un presidente sordo y que le echa la culpa a todos antes de asumir que no sabe nada de economía', apuntó Esteban González Pons, que compareció en rueda de prensa con Antonio Clemente, número dos del PP valenciano.

Para Pons, la marcha del sábado, a la que acudió la número dos del PP, Dolores de Cospedal, es un paso significativo: 'Por primera vez desde que se inició la crisis, los ciudadanos salen a la calle para reclamar al Gobierno que reaccione de alguna manera'. Aunque el presidente del Ejecutivo intente 'engañar a los suyos propios y mentir en el Parlamento', no disipará el malestar de la gente, agregó.

Ayer también asomaron las diferencias entre la dirección nacional del partido y el PP valenciano (PPCV). Pons aseguró que los conservadores no tienen 'ninguna intención de recurrir el caso Gürtel' por sus sospechas del sistema de vigilancia Sitel. Su 'única pretensión', señaló, es que se regule por ley orgánica el mecanismo de escuchas.

Paula Sánchez de León, portavoz del Gobierno valenciano, afirmó el viernes que el Consell se planteará impugnar la parte de la Gürtel que afecta a Francisco Camps si se comprobase que se interceptaron conversaciones telefónicas con Sitel. Pons insistió en que el PP no quiere que se anule la Gürtel. 'Queremos que se llegue hasta su última sentencia indicó. Si al final tiene que hacernos algún daño, también tiene que servirnos para limpiarnos'.