Este artículo se publicó hace 11 años.
"Prefiero que mis hijos coman carne de caballo en el Ikea a comida de la basura"
Clientes de una cafetería de la multinacional sueca en Madrid describen a 'Público' su experiencia en este establecimiento tras la polémica por el fraude de las albóndigas
Pocos minutos después de conocerse que inspectores checos han detectado carne de caballo en las albóndigas que se sirven en Ikea, en el restaurante que tiene la tienda de muebles sueca situada en el centro comercial de La Gavia, en Madrid, reinaba la calma propia de un lunes. Mientras el establecimiento continúa con su actividad comercial habitual, un reducido grupo de clientes consumía en el comedor, ajenos a la polémica de la carne de caballo. Según han asegurado a Público, algunos de ellos desconocen que IKEA ya ha retirado los lotes de albóndigas de todas las tiendas y restaurantes de la cadena en España a pesar de que, según indican en un comunicado, los análisis realizados durante las dos últimas semanas por el grupo en doce muestras de diferentes lotes "no mostraron trazas de carne de caballo".
Uno de los clientes, David, cuenta a Público que no le importaría comer el plato estrella de Ikea, las albóndigas suecas con salsa de arándanos y puré de patatas, si se especificara que son de carne de caballo, aunque "ya no me dan confianza". "La carne en sí no me preocupa. El problema viene cuando para optimizar gastos se reduce la responsabilidades de proveedores y restaurantes", afirma este ingeniero de Madrid.
Sonia y Carmen desayunan tarta y café y sobre la polémica del etiquetado de la carne ambas coinciden: "Comemos avestruz, canguro e incluso serpiente y nos resulta exótico, eso sí a mí me gusta saber lo que como. ¡Imagina que te da alergia la carne de caballo y la comes como si fuera ternera!", concluyen, mientras se consideran enfadadas por el "engaño" que están sufriendo los ciudadanos respecto al erróneo etiquetado de los alimentos.
Por su parte, Francisco J. Dueñas, desde un sofá en la cafetería de Ikea, reconoce que en su tierra se come habitualmente carne de potro. Este trabajador de unos 50 años da una vuelta de tuerca más a la polémica y considera que "no nos informan convenientemente porque tienen miedo a las reacciones". "Comer caballo no está muy bien visto socialmente", afirma, después de que un joven, que se encuentra a su lado, reconociera que "le daba cosa comer caballo". Este empresario lo tiene claro: "En momentos de crisis prefiero que mis hijos coman carne de caballo a carne de la basura. Puede ser una buena alternativa por su precio", asegura. Ikea ofrece un lote de ocho albóndigas junto con un refresco por 2,50 euros.
La opinión general es unánime: "No queremos que nos engañen". Otra mujer que come un bocadillo señala que no se fía de estos alimentos. "¡A saber lo que me estoy comiendo!", asegura Maricarmen, que considera que no es excusa que Ikea quiera ofrecer productos baratos. "La comida aquí no es buena y a este restaurante se viene de paso. No creo que se vayan a hacer ricos por vender albóndigas de potro baratísimas".
Ikea volverá a realizar nuevos análisis de los que espera obtener resultados en los próximos días. Hasta entonces, las albóndigas han sido retiradas de los puntos de venta después de que el Instituto Veterinario Estatal de la República Checa reportó sus resultados al sistema de alerta rápida de la UE para alimentos y piensos.
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