Este artículo se publicó hace 15 años.
Un premio actual para una vieja gloria
El primer Premio Nacional de las Músicas Actuales reconoce la trayectoria de Joan Manuel Serrat y se olvida de los artistas clave del momento. "La música popular es la hermana pobre de este arte y esto ya ha cambiado", dice a
El Ministerio de Cultura concedió ayer el primer Premio Nacional de las Músicas Actuales a Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943). En un primer momento, el cantante, que recibió la noticia en el AVE Madrid-Barcelona, no quiso hacer declaraciones. Finalmente, a las nueve de la noche, Serrat atendió a Público para dedicar el premio a "todos mis compañeros de oficio. Este premio es muy importante porque rompe un agravio histórico, equiparando la música popular al resto de artes. La música popular era la hermana pobre de la música y esto ya ha cambiado".
El jurado del galardón justificó la elección de Serrat aludiendo a su incuestionable talento y trayectoria, lo que entra en contradicción con las bases del premio, que establecen que se recompensará "a una obra o actuación hecha pública o representada durante el año 2008".
Dado que Serrat no publicó ningún disco en 2008 y que su única actividad artística fue la recuperación de
Serrat 100 x 100 -una gira en pequeño formato acompañado por el pianista Ricard Miralles que también realizó en 2005 y 2007-, todo indica que el jurado premió el conjunto de su carrera y no su actividad más reciente. En una nota dada a conocer después de la deliberación, los miembros del jurado destacaron "su influencia en el imaginario popular, que ha trascendido generaciones, su permanente presencia en los escenarios con
Serrat 100 x 100 y otros proyectos significativos; y el haber puesto la música al servicio de los grandes poetas".
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, resaltó la implicación de Joan Manuel Serrat con la cultura. "Ha difundido la obra de poetas como Miguel Hernández o Antonio Machado y los ha popularizado cuando no eran tan leídos", afirmó. Y no se equivocó al aventurar que "no va a haber ni un solo ciudadano que no esté contento con este premio".
Serrat defendió ayer, más que su discografía y su trayectoria, una forma de entender la música y la canción que poco tiene que ver con la estandarización comercial que históricamente ha sufrido la música popular. La conexión con la gente sigue viva y avanza generación tras generación. "Nosotros hemos aprendido de otros. Confío en que alguien haya aprendido de lo que yo he hecho", señaló el cantante catalán.
Escaparate vacío¿Y por qué esa percepción de que la conexión se ha perdido? ¿Por qué creemos que sólo puede triunfar el artificio generado por el marketing estratégico? "El escaparate musical se ha visto perjudicado por otro tipo de músicas mayoritarias que son más visibles, pero esos artistas no son lo único que hay", apuntó Serrat.
Porque si algo ha conseguido Serrat es llegar al pueblo sin edulcorar sus canciones, introducir la poesía en el hilo musical de la calle, emocionar a cualquiera que necesitara emocionarse sin dejar de ser exigente con sus canciones, con su lenguaje. "Como
rockero absoluto que soy, he de confesar que Serrat es el más grande", dijo ayer a Público Sabino Méndez, compositor de casi todo el repertorio de Loquillo y los Trogloditas. "Fue el único de todos los cantautores que no era un muermo. En Catalunya, los cantautores están sobrevalorados. Lluis
Llach era un cantante correcto, pero sólo eso. Serrat está a la altura de cualquiera".
"Pero a la altura de Leonard Cohen o Bob Dylan", agregó el músico Javier Álvarez. "Mediterráneo no tiene nada que envidiarle a Blowin' in the wind, se pongan como se pongan". Álvarez no cita a Cohen y Dylan por casualidad. Ambos comparten con Serrat el genio de la escritura, por encima incluso de la composición musical. Serrat contaba las cosas que nos pasan todos los días, pero que sólo descubrimos cuando él nos las canta. "Lo que más me impresiona de él es que une lo cotidiano y terrenal con lo poético y lo sublime", dice el músico catalán Refree.
Como casi todos los grandes, avanzó a contracorriente. Como pocos grandes, dio siempre la cara. A finales de los sesenta rechazó ir al Festival de Eurovisión si no cantaba en catalán y sufrió una censura de cinco años en radio y televisión. Una década después, sus compañeros de la Nova Canço le marginaron por lo contrario: él quería cantar en castellano. No es contradicción, es libertad. "El compromiso no es exclusivo de nadie, ni se da sólo en mi profesión. Yo me he comprometido con la realidad cuando los tiempos exigieron ese compromiso de una forma más notoria. Hoy en día, el compromiso está desprestigiado por una sociedad que opta por unos valores más inmediatos, pero para mí es más cómodo vivir de esta manera. En realidad, comprometerme no me obliga a ningún sacrificio", subrayó ayer Serrat.
La actividad y el compromiso no decaen. Ayer viajaba Serrat en AVE entre Madrid y Barcelona, volvía a casa después de hacer los últimos retoques al disco dedicado al poeta Miguel Hernández que publicará el próximo mes de febrero. "No me puedo quejar. 45 años de carrera y aún estoy en activo, y con unas posibilidades de trabajar envidiables. Mientras la salud lo permita, seguiré haciendo lo que sé hacer", dijo el músico.
Los hijos de SerratTiene más herederos de los que parece y militan en todos los géneros. Uno de los más cercanos, que comparte con Serrat el bilingüismo, es Refree. "Para mí su momento más increíble es a principios de los setenta, cuando publicó Mediterráneo y Per al meu amic, que es mi disco favorito. Este es un disco alucinante: por un lado, unas orquestaciones extraordinarias; por el otro, el punto de cantautor, entre Scott Walker y Sinatra", dice el joven músico.
Serrat es uno de los capos de la canción en España. Nadie se puede atrever a componer algo sin haber mirado antes en su fondo de catálogo, por muy joven y emergente que fuera. Hasta Josele Santiago, "que de pequeño no lo soportaba", ha acabado de rodillas ante un repertorio inabarcable. "Me quedo con el Serrat escritor de canciones. Recuerdo la primera vez que escuché Señora, que luego versionamos Los Enemigos. Cuando terminó me dije: Hostia, ¿esto qué es? Una de las melodías más perfectas que he escuchado, cuadra por todos los lados. Es sensible, cachonda y dice cosas. Lo tiene todo", explica Santiago.
El Premio Nacional de las Músicas Actuales tenía dos opciones: reconocer a un artista que en la actualidad estuviera en su momento decisivo o premiar una trayectoria musical histórica. A diferencia del Nacional de Literatura, ha optado por lo segundo. Premios merecidos para artistas que, por otro lado, puede que ya no necesiten más premios.
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