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Se prescriben demasiados narcóticos después de cirugías: estudio

Reuters

Por Amy Norton

A muchos pacientes concirugías urológicas se les daría el alta con más analgésicosnarcóticos que los necesarios, lo que llena el botiquín delhogar con medicamentos potencialmente adictivos.

Un equipo halló que dos tercios de 213 pacientes a los quese les habían indicado usar ese tipo de analgésicos después deuna cirugía urológica tenía píldoras sobrantes unas semanas mástarde. Y el 91 por ciento las conservaba en el botiquínhogareño.

Eso, para los investigadores, es un problema porquecualquiera que acceda al botiquín puede abusar de esosfármacos.

Los analgésicos como oxicodona (Oxycontin) e hidrocodona(Vicodin) siguen a la marihuana en la lista de las drogas queconsumen los estadounidenses.

Una encuesta oficial reveló en el 2007 que más de 5millones de mayores de 12 años habían consumido por causas nomédicas un narcótico de venta bajo receta el mes anterior. El56 por ciento la había obtenido de un familiar o un amigo.

De modo que los sobrantes de narcóticos recetados pormotivos legítimos podrían ser una fuente importante paraquienes quieren abusar de su consumo, opinó el autor principaldel nuevo estudio, doctor Cory Bates.

Según parece, los médicos adivinan qué cantidad deanalgésicos recetar en un posoperatorio. "Es bastantearbitrario", dijo Bates, urólogo del Centro de Ciencias de laSalud de la University of Utah, en Salt Lake City.

"La mayoría de los médicos hacen una estimación sobre cuándolorosa será la recuperación, aunque todos perciben el dolorde marea distinta", añadió. Ahora, él prescribe menos píldoras."Reduje a la mitad lo que indicaría normalmente", explicó.

Algunas recetas de narcóticos se pueden renovar. Pero lamayoría de los participantes estuvo satisfecho con el aliviodel dolor aunque la mayoría no utilizó todo lo recetado. A lasdos a cuatro semanas de la cirugía, el 86 por ciento dijo estarsatisfecho con el control del dolor.

Los resultados, publicados en Journal of Urology, surgen de275 pacientes operados en uno de tres hospitales de Utah. Lascirugías urológicas incluyeron procedimientos ambulatoriosmenores, como la onda de choque para destruir cálculos renales,hasta cirugía mayor abierta para extirpar la próstata o unriñón. A las dos a cuatro semanas, los pacientes respondieronuna encuesta por correo o por teléfono.

De los 275 pacientes, 213 dijeron que habían renovado lareceta del analgésico narcótico.

Al 63 por ciento se le había recetado hidrocodona conacetaminofeno (como Vicodin o Lortab) y al 28 por ciento,oxicodona con acetaminofeno (como Percocet o Endocet). Se leshabían recetado en promedio unas 22 a 29 píldoras.

Los pacientes utilizaron sólo el 58 por ciento de lamedicación y un 67 por ciento tenía píldoras sobrantes,principalmente en los botiquines del hogar. Más del 90 porciento de los pacientes dijo que ni el médico ni elfarmacéutico le había dicho qué hacer con esas píldoras.

Bates señaló que cualquiera que pueda acceder al botiquín,desde un hijo adolescente hasta el plomero, podría utilizarfácilmente la medicación.

En general, el sobrante debería eliminarse en el inodoro omezclarse con algo que no llame la atención, como los desechosdel gato, y tirarse a la basura. Pero es bastante confuso,admitió Bates, porque el consejo varía según el narcótico.

FUENTE: Journal of Urology, febrero del 2011

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