Este artículo se publicó hace 15 años.
"El presidente es cómplice. Él maneja los hilos"
La ex corresponsal de 'Financial Times' en África es la autora de 'It's Our Turn To Eat', que tanto debate ha generado en Kenia
La autora del libro que ha generado tanto debate en Kenia reside hoy en Londres.
¿De qué trata el libro?
Cuenta la historia de John Githongo, nombrado en 2002 zar anticorrupción de Kenia por un gobierno nuevo que decía que quería erradicar la corrupción. Se topó rápido con un gran escándalo, llamado Angloleasing, una serie de turbios contratos militares, y los ministros implicados le pidieron que dejara de investigar, alegando que lo hacían por el bien de su comunidad étnica, los kikuyu. En el dilema entre hacer su trabajo o elegir el interés de su tribu, John eligió lo primero. Tuvo que exiliarse.
Uno de los contratos era con empresas españolas [Euromarine y Astilleros Gondán].
Sí, uno de los 18 contratos era una fragata naval que iba a ser inaugurada con grandes pompas. La fragata existe, pero la Armada keniana nunca la recibió oficialmente. En la mayoría de los contratos, los servicios no eran entregados o estaban muy inflados. La sospecha es que el dinero acababa en las cuentas de los políticos.
¿Cómo de alto apunta?
Soy dura con los ministros pero sobre todo con el presidente. Era cómplice, pues decidió no hacer nada, dejar que ocurrie-ra. En un sistema donde el poder ejecutivo está tan centralizado como en Kenia, no se puede decir: "Esto se hizo sin mi conocimiento o aprobación". El presidente maneja los hilos.
¿Cómo relaciona la corrupción con la violencia tras los comicios de 2007?
Están directamente relacionados. La gente tiende a pensar que la corrupción afecta al dinero, la economía. Pero un nivel de corrupción tan alto y tan visible para el público lleva a la inestabilidad política. Los políticos responsables de Angloleasing, que hacían lo que querían mientras estaban en el poder, tenían el mismo enfoque hacia las elecciones. Y decidieron manipularlas. Porque en este sistema, si no estás en el poder, estás perdido. La lucha por el poder se hizo despiadada. Si no tuvieras ese sistema y los recursos públicos fueran equitativamente distribuidos y no acaparados por una comunidad, no habría habido ese nivel de violencia.
Si la oposición hubiese llegado al poder, ¿se habría comportado igual?
No tengo duda. Un presidente luo, Raila Odinga [líder de la oposición], hubiera hecho lo mismo. Hubiéramos visto la misma apropiación étnica de ministerios, contratos dados a su comunidad, luos comprando coches lujosos. Este no es un libro sobre los kikuyu, sino sobre un sistema en pie desde antes de la independencia, pues procede del legado de los colonialistas. Es un libro sobre una forma de ejercer el poder.
¿Occidente contribuyea ese sistema?
Sí, veo responsabilidad. Como se considera a Kenia un Estado clave y se quiere estar a bien con él, los países occidentales no quisieron ver lo que se gestaba, no quisieron escuchar a gente como Githongo sobre la corrupción. La agencia de cooperación británica, por ejemplo, siguió financiando al Gobierno.
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