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La presión social evita un juicio infame

El conductor que denunció a su víctima retira la demanda

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Tomás Delgado Bartolomé, el conductor que demandó a la familia de un menor ciclista al que atropelló mortalmente en 2004 por haberle causado desperfectos en el coche, retiró ayer la denuncia. Su osada querella puede costarle un cambio de posición, de denunciante a denunciado. Los padres de la víctima esperan ahora que el fiscal reabra la investigación del accidente en el que el conductor arrolló a su hijo, Enaitz Iriondo, de 17 años, a más de 170 km/h, según un informe pericial encargado por la familia.

Cientos de personas acudieron ayer a primera hora a los juzgados de Haro (La Rioja) con dos objetivos: apoyar a la familia de Enaitz y vilipendiar al denunciante por pedir 20.000 euros a la familia del atropellado. Los padres se pudieron sentir arropados pero Tomás Delgado Bartolomé no acudió a dar la cara. Según su abogado, Santiago Jimeno, su cliente tomó la decisión de retirar la denuncia después de sentirse humillado por los medios de comunicación.

Jimeno volvió a utilizar ese argumento durante la vista oral, cuando pidió que fuese la familia de Enaitz la que pagara las costas del juicio, después de las 'descalificaciones injuriantes y mancillantes', proferidas desde la prensa hacia su cliente. Francisco Gómez, abogado de los padres del menor, exigió que el coste de la vista corriera a cargo del denunciante, como corresponde en los casos en los que antes del juicio se retira la demanda.

A la salida de la escueta declaración judicial, los padres sintieron alivio. 'Es una primera victoria', declaró Rosa Trinidad, la madre de Enaitz. 'No vamos a renunciar a reabrir el caso', avisó. La retirada de la demanda ha supuesto un impulso para la decisión de los padres de investigar el atestado de la Guardia Civil.

No recurrieron en su día

Enaitz Iriondo se incorporó el 26 de agosto de 2004 en su bicicleta de montaña a la carretera comarcal LR-111 en Castañares (La Rioja) cuando fue arrollado por el Audi A-8 de Tomás Delgado Bartolomé, industrial de 41 años, que circulaba a 113 km/h, 20 más del límite, según marca el atestado de la Guardia Civil. Era de noche y Enaitz no llevaba el chaleco reflectante ni el casco por lo que también incumplía algunas medidas.

El caso se cerró con una indemnización de 33.000 para los padres del ciclista, que pagó el seguro del coche. Los padres, conmocionados todavía por la pérdida de su hijo, no reclamaron nada más y dejaron pasar los tres días de plazo para recurrir las conclusiones del informe. El conductor decidió en noviembre de 2005 denunciar a los padres exigiéndoles 20.000 euros por los desperfectos sufridos por su coche por el impacto y el gasto del vehículo que tuvo que alquilar durante la reparación.

La denuncia indignó a los familiares que, después de superar la pérdida de su hijo, se propusieron reabrir el caso. Entonces recibieron el apoyo legal de la asociación de víctimas de accidentes de tráfico Stop Accidentes. Un nuevo informe pericial les hizo percatarse de que el golpe recibido por la bicicleta de su hijo estaba en la parte trasera y no en un costado -como correspondería si el golpe se hubiese producido en la maniobra de incorporación-. Además, un nuevo cálculo estableció la velocidad del potente coche entre los 168 km./h y los 182.

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