Este artículo se publicó hace 16 años.
El presunto cerebro del 11-S despide a sus abogados y dice que quiere ser "mártir"
El presunto cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Jalid Sheij Mohamed, se representará a sí mismo en el proceso que se inició hoy en su contra en Guantánamo y dijo que lo ve como una vía hacia el "martirio".
Mohamed, de 43 años, compareció junto a cuatro supuestos colaboradores ante un tribunal militar anti-terrorista levantado en una antigua pista de aterrizaje en la base estadounidense en territorio cubano.
Fue su primera aparición pública desde que fuera apresado en Pakistán en 2003, encarcelado en prisiones secretas de la CIA, sometido a asfixias simuladas y finalmente trasladado a Guantánamo en septiembre de 2006.
Mohamed tenía una barba larga, canosa, que se mesaba con frecuencia, e iba ataviado con una túnica y un turbante blancos. Estaba más delgado que en las fotos que el Pentágono divulgó con su captura.
"No aceptaré ningún abogado. Me representaré yo mismo", dijo en inglés Mohamed, tras entonar unas cánticos religiosos en árabe.
El juez Ralph Kohlmann, un coronel de los Marines, le preguntó si entendía que puede llegar a ser condenado a muerte.
"Eso es lo que quiero. Hace mucho que pretendo ser un mártir", respondió Mohamed, quien dijo que no admitirá a ningún abogado de Estados Unidos, por las acciones de ese país en Afganistán, Irak y "la Tierra Santa".
El magistrado aceptó su decisión y ordenó a su abogado militar que le siga asesorando, pero dijo que estudiará si sus letrados civiles podrán seguir en el caso o no, dado que ya no le representarán.
La misma postura que Mohamed adoptó Walid Bin Attash, quien presuntamente entrenó a algunos de los secuestradores de los aviones usados en los ataques del 11-S.
"Rechazo esta sesión. Me representaré a mí mismo", dijo Bin Attash. El juez también le advirtió de que puede ser condenado a muerte, pero el acusado respondió: "Ustedes han matado a mi hermano, que era menor que yo. Esta es mi hora para estar en sus manos".
Mohamed, por su parte, aprovechó la audiencia para quejarse de que "todo lo que hablamos es bajo tortura". "Esto es la inquisición, no un juicio", afirmó.
También pidió que se le permita hablar con los otros cuatro presuntos miembros de Al Qaeda con los que está procesado, pero Kohlmann dijo que no aceptará "una defensa conjunta".
La vista de hoy fue el primer paso en el proceso legal que llevará al juicio colectivo, marcado para el próximo 15 de septiembre, y que se rige según unas normas especialmente diseñadas para supuestos terroristas por la administración del presidente George W. Bush.
Se permite, por ejemplo, el uso de confesiones obtenidas en interrogatorios en los que los detenidos fueron sometidos a frío extremo o forzados a adoptar posiciones corporales incómodas durante largo tiempo.
El juez tiene también la potestad de cortar el sonido en cualquier momento durante las audiencias para que la prensa reunida en Guantánamo no escuche información que "perjudique la seguridad nacional" de Estados Unidos.
Kohlmann no cerró hoy ninguna parte de la sesión, pero un censor militar ordenó a la autora de los bocetos de Mohamed que le cambiara la nariz. No explicó si se trataba de una corrección artística.
Dos abogados civiles de los acusados no pudieron estar presentes en la vista porque el Pentágono no les había dado una autorización de seguridad, según reveló el juez.
David Nevin, uno de los abogados de Mohamed, afirmó que sólo había podido reunirse con el acusado en dos ocasiones por un total de cinco horas.
Lo mismo afirmó Thomas Durkin, el abogado civil de Binalshibh, quien fue el único detenido cuyos pies estaban asidos al suelo con cadenas. Binalshibh recibe medicamentos, aparentemente por un problema mental no especificado.
El juez no respondió a las quejas de la defensa.
Mohamed ha confesado ser el artífice de los atentados del 11-S, que causaron casi 3.000 muertos en Nueva York, Washington y Pensilvania, y ha dicho que él mismo decapitó al periodista estadounidense Daniel Pearl en 2002 en Pakistán.
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