Este artículo se publicó hace 14 años.
El PRI mantiene amplia presencia en México pero pierde baluartes de 80 años
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantuvo el dominio sobre el mismo número de estados que tenía antes de las elecciones del domingo, pero ahora gobierna en regiones con menor población, tras perder la administración en tres baluartes en los que tenía el poder desde hacía 80 años.
Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), el PRI ganó en los estados de Chihuahua, Hidalgo, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, que ya gobernaba; y además le quitó Aguascalientes y Tlaxcala al PAN, y Zacatecas al PRD, con lo que asume el poder en 19 estados mexicanos.
No obstante, esos tres estados que ganó a la oposición son de menor población en comparación con Oaxaca, Puebla y Sinaloa, que perdió ante una unión de conservadores e izquierdistas.
Tras los comicios regionales del domingo, en los que se disputaron las gobernaciones en 12 de los 32 estados mexicanos, los resultados preliminares muestran que la alianza del oficialista y conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) sirvió para expropiar esos feudos en los que el PRI acumulaba ocho décadas sin alternancia política.
El pacto electoral del PRD, partido en cuyo seno hay sectores que no reconocen la legitimidad del mandatario Felipe Calderón, y el oficialista PAN fue criticado por muchos analistas, para quienes fue una renuncia de principios que sólo buscaba frenar al PRI, fuerza que gobernó en México sin pausa entre 1929 y 2000.
Los resultados de la elección son todavía preliminares, debido a que en México existe un lento sistema, que tarda más de un día en dar las cifras de los comicios. Esos datos deben ser confirmados después, en un computo final que se sancionará oficialmente el próximo miércoles.
El periódico Milenio calcula hoy que el PRI, primera fuerza en la Cámara de Diputados y segunda en el Senado, gobernaba 28,3 millones de mexicanos antes de los comicios, y ahora dejará de hacerlo sobre 11 millones de personas.
En Oaxaca y Puebla, los manejos turbios de los gobernadores Ulises Ruiz y Mario Marín, respectivamente, contribuyeron ampliamente a la derrota del priísmo.
Ruiz es duramente criticado por amplios sectores sociales y encaró en 2006 una larga protesta de maestros y de organizaciones sindicales, estudiantiles y campesinas de izquierda, que derivó en disturbios y enfrentamientos con seguidores del gobernador.
En seis meses, fallecieron una veintena de personas, cuyos homicidios siguen impunes, centenares fueron heridas y detenidas, y Oaxaca sufrió una grave crisis económica debido a la caída del turismo y daños al comercio.
Marín, en cambio, estuvo en el ojo del huracán cuando la periodista mexicana Lydia Cacho destapó en su libro "Los demonios del Edén" una red de pederastia en el sureste de México, a la que vinculó al empresario de origen libanés Kamel Nacif, un amigo cercano del gobernador de Puebla.
Tras la publicación del libro, la periodista fue apresada en diciembre de 2005 en Quintana Roo, en el Caribe mexicano, por policías de Puebla, los cuales la condujeron encapuchada a ese estado del centro mexicano.
Entre las regiones en las que el PRI conservó el poder, destaca Chihuahua, el estado mexicano más castigado por la violencia, y Tamaulipas, sumido en una ola de sucesos violentos, donde fue asesinado la semana pasada el aspirante priísta a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, cuyo hermano tomó la candidatura.
Por su parte, la alianza PAN-PRD se impuso en Oaxaca, Puebla y Sinaloa y fracasó por estrecho margen en Durango e Hidalgo.
Tanto el PRI como la coalición PAN-PRD consideraron hoy que la elección es un claro triunfo para todos, a diferencia de los comicios legislativos de 2009, donde el PRI fue el vencedor.
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