Este artículo se publicó hace 16 años.
El primer ministro Sanader orienta el Gobierno croata hacia la UE y OTAN
El nuevo primer ministro croata Ivo Sanader, de 54 años, líder de la conservadora "Unión Democrática Croata" (HDZ), que hoy inicia su segundo mandato, pondrá todo su esfuerzo en convertir a Croacia en miembro de la Unión Europea y de la OTAN.
El dirigente croata nació en 1953 en Split (Croacia), estudió en Austria Literatura Comparativa y se doctoró por la Universidad de Innsbruck en Filosofía.
Su carrera política empezó en 1990, cuando fundo en el Tirol austríaco una delegación de la formación política HDZ, del líder nacionalista Franjo Tudjman.
Al conseguir Croacia la independencia en 1991 fue nombrado director del Teatro Nacional de Split y encargado del Gobierno para Dalmacia para después acceder a la cartera de Ciencia y Tecnología y posteriormente ser viceministro de Asuntos Exteriores y jefe de gabinete del presidente Tudjman.
Tras la muerte de Tudjman, Sanader fue elegido en 2000 nuevo líder de la HDZ y reelegido en este cargo en 2002 y 2004.
En su haber político figura su colaboración, durante su primer mandato como jefe de gobierno (2003-2007), en la detención en España en 2005 del general croata Ante Gotovina, entregado al Tribunal Penal Internacional para los crímenes de guerra cometidos en la ex Yugoslavia (TPIY).
También allanó el terreno para que Croacia iniciara en 2006 las negociaciones de acceso a la UE, un camino que Sanader intentará que se cierre en 2009, al tiempo que ha dicho que confía en recibir una invitación para entrar en la OTAN en abril de 2008.
Otro de sus logros políticos fue obtener un acuerdo con el principal líder principal de la minoría serbia en Croacia, Milorad Pupovac, e incluir al "Partido Democrático Autónomo Serbio" (SDSS) en ambos Gobiernos de la coalición que formó.
Para sus defensores Sanader ha demostrado ser un líder político con carisma, pero sus críticos le acusan de haberse rodeado de un equipo sin color, de escasos resultados tanto en la lucha contra una corrupción muy arraigada, como en recortar la elevada deuda externa.
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