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La propuesta israelí de paz a cambio del Golán era un secreto a voces

EFE

La propuesta que ha remitido el primer ministro israelí, Ehud Olmert, al presidente sirio, Bechar Al Asad, de devolver los Altos del Golán a cambio de instaurar la paz entre sus respectivos países era un secreto a voces.

La oferta fue revelada esta semana por Al Asad al diario qatarí Al Watan pero hacía tiempo que Olmert afirmaba que ha enviado varios mensajes para poner fin al estado de guerra que, desde el punto de vista técnico, todavía enfrenta a Israel con Siria.

Olmert no había ofrecido más detalles que la circunstancia de que sus mensajes -transmitidos, según Al Asad, por el jefe del Gobierno turco, Recep Tayib Erdogan-, habían quedado sin respuesta.

En un reciente encuentro con periodistas españoles, el portavoz de Olmert, Mark Regev, había sido, no obstante, más explícito.

El portavoz de Olmert subrayó que su país sigue abierto a una posible negociación con Siria tras recordar la importancia que para Israel tiene ese Estado por ser el único entre los árabes que aún apoya de manera abierta a los grupos de carácter integrista musulmán que no han abandonado la lucha armada contra Israel.

Regev citó en particular al movimiento islamista palestino Hamás, que ataca a Israel desde Gaza, y a la guerrilla chií libanesa Hizbulá, cuya hostilidad fue el origen de la campaña bélica lanzada en 2006 por el Estado israelí contra El Líbano.

"La paz con Siria forma parte de la seguridad nacional de Israel porque facilitaría las relaciones con nuestros vecinos", dijo el portavoz de Olmert, quien aseguró que "estamos abiertos al dialogo si el régimen de Damasco cambia de orientación".

"Ellos (los sirios) saben lo que nosotros (los israelíes) queremos, y nosotros sabemos lo que ellos quieren", resumió Regev.

Lo que el portavoz de Omert no mencionó es que, más allá de que cese el respaldo a Hamás e Hizbulá, la prioridad en los tanteos del primer ministro israelí al presidente sirio es otra: desactivar la alianza que el régimen de Damasco ha fraguado con el de Teherán.

La presunta intención de Irán de acceder a las armas atómicas se considera en Israel como una amenaza mucho mayor que la planteada por las organizaciones palestina y libanesa.

Las operaciones armadas de Hamás e Hizbulá suponen para el Gobierno de Olmert poco más que un problema de política interior en la medida de que no es imaginable que propicien la destrucción, al menos a corto ni medio plazo, de Israel.

La supervivencia de Israel estaría, sin embargo, en peligro si Irán alcanza su supuesta ambición de contar con armas nucleares; o así se percibe en Israel, donde el acercamiento al régimen Damasco se inscribe en la política de aislamiento al de Teherán.

Porque lo cierto es que, aún menos que los frentes abiertos por Hamás en Gaza e Hizbulá en el sur de El Líbano, el de los Altos del Golán no constituye para Israel una amenaza inmediata.

Como ocurre con las palestinas Gaza y Cisjordania, y las libanesas Granjas de Chebaa, los Altos del Golán permanecen ocupados por Israel desde la Guerra de los Seis Días en 1967.

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