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Quince años largos de duros reveses electorales

La cesión de Valencia y Castellón en 1991 y del Govern en 1995 iniciaron la debacle

J. R.

El azul ha acabado por imponerse. Casi de forma irremediable. El PSPV se ha dejado fagocitar por el PP durante los tres últimos lustros, incapaz de levantar cabeza.

Al principio no era así. La Transición se abrió con repetidas victorias socialistas. El PSPV, con 13 escaños, ganó en las generales de 1977 a UCD (11 actas) y humilló a Alianza Popular (un diputado). En las siguientes, el partido de Manuel Fraga ni siquiera logró escaño. En 1982, Felipe González firmó una marca histórica, aún no superada: 53% de los votos frente al 29% de AP. Las primeras autonómicas, de 1983, se saldarían con el claro triunfo de un joven Joan Lerma (32 años), presidente hasta 1995.

Ése fue el año de la gran depresión. El PSPV perdía el Govern. Pero ya había síntomas del declive. En 1986 prosperó una moción de censura contra el alcalde socialista de la sexta ciudad del País Valenciano, Orihuela. El nuevo regidor, Luis Fernando Cartagena, está hoy condenado a prisión por apropiarse de una donación.

En 1988, cayó el quinto municipio, Torrevieja. Pedro Hernández Mateo, el vencedor y aún alcalde, carga con varias imputaciones. El golpe más doloroso vino en mayo de 1991, cuando Castellón y Valencia pasaron al PP. Unos meses más tarde, y por moción de censura, Eduardo Zaplana se hizo con Benidorm. Las tornas en las generales se retorcieron rápido, en 1993.

La ascensión de Zaplana fue meteórica. Dirigió el PP valenciano desde 1994 y un año después logró el sillón de Lerma. De paso, su partido se quedó con la última capital libre, Alicante. El cambio de color se había consumado.

Desde entonces, el PP, con Zaplana y luego con su delfín rebelde, Francisco Camps, amplió su ventaja, consolidando un modelo de crecimiento económico basado en la especulación y el ladrillo.

El PSPV sólo tomó aliento en 2004. Las generales dieron a Zapatero un 42,4% de los votos, 4,3 puntos menos que Mariano Rajoy. Sin embargo, las siguientes autonómicas corroboraron el hundimiento de los socialistas. Joan Ignasi Pla se paró muy atrás, a 18 puntos de Camps.

Las municipales reafirmaron el revés: el PSPV perdió Torrent y Paterna, históricos feudos del cinturón rojo de Valencia. Y cerca estuvo de ceder Elche, la tercera ciudad de la región (222.422 habitantes). De las 200 alcaldías con que el PSPV acabó el mandato de 2003, pasó en 2007 a gobernar 177 municipios –123 con mayoría absoluta–, casi todos pequeños.

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