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Raila Odinga, la esperanza de la barriada de Kibera

EFE

La barriada popular de Kibera decide el futuro de Raila Odinga en las elecciones presidenciales y legislativas que han tenido lugar hoy en Kenia.

Son dos kilómetros cuadrados con más de un millón de personas en su interior. Kibera es una de las barriadas más miserables de África y centro de atención de los comicios celebrados hoy.

Es en Kibera donde Raila Odinga, líder del Movimiento Democrático Naranja (ODM) y favorito en las encuestas, se juega a doble o nada su candidatura a la jefatura del Estado.

Para obtener la presidencia, todos los candidatos necesitan la mayoría de los sufragios, obtener el veinticinco por ciento de los mismos en cinco de las ocho regiones del país y conquistar un escaño en el Parlamento.

Este último requisito es el que más peligro entraña para Odinga, que defiende su estatus de diputado por la circunscripción de Langata en cuyo corazón está Kibera.

A las seis de la mañana (3:00 GMT) la cola de espera para votar en el Colegio de Primaria de Kibera alcanzaba el kilómetro.

Los residentes del barrio cuentan con su propio servicio de seguridad, compuesto por jóvenes armados con palos.

Habían dispuesto dos filas, una para los hombres y otra para las mujeres.

A las ocho y media ya no se veían sonrisas sino muecas de enfado: las puertas del colegio permanecían cerradas porque las urnas, por motivos de desconfianza, no habían sido selladas durante la noche, como indica el manual de la Comisión Electoral de Kenia.

La campaña del ODM ha hecho hincapié en las supuestas manipulaciones de las papeletas y en esta parte de Kibera, bastión de Odinga, no han querido correr riesgos.

Después de dos horas y media de retraso los habitantes forzaron las puertas para apelotonarse ante las aulas donde los voluntarios y registradores se vieron desbordados.

A las diez menos diez Odinga hizo acto de presencia, con traje oscuro y sombrero vaquero blanco, jaleado por decenas de miles de seguidores.

El candidato se marchó a toda prisa y visiblemente contrariado porque su nombre no estaba inscrito en las listas.

Regresó una hora más tarde para completar el trámite.

En ese momento se vivieron escenas de histeria debido a la avalancha humana que impidió a los votantes entrar y salir de las aulas ante la mirada incrédula de los observadores internacionales, que tampoco eran capaces de moverse.

Las confusión y el desorden paralizaron la votación hasta la aparición del director de campaña de Odinga, Charles Kogello.

Kogello se presentó en el colegio escoltado por quince hombres y ordenó a los presentes que regresaran a sus casas hasta que se calmara la situación.

Una orden obedecida al instante y con la que Kogello ha demostrado el poder y la influencia del ODM en Kibera, donde no ha dudado en criticar duramente a su máximo rival.

"No tememos a nadie", ha declarado a EFE Kogello.

"Stanley Livondo" -candidato del Partido de Unidad Nacional (PNU) del presidente Kibaki en Langata -es un ladrón pero no nos va a robar estas elecciones", ha confesado Kogello.

A partir de las dos de la tarde todo se ha desarrollado con normalidad aunque también con retraso.

Los registradores decidieron dejar las puertas abiertas hasta las siete para que todos pudieran votar.

A la hora del cierre nadie se quería marchar y más de cien jóvenes forzaron la entrada con palos para protestar por el retraso acumulado.

En ese mismo instante y a quinientos metros de distancia se produjeron disparos y la policía ha anunciado la muerte de tres hombres, sin aportar detalles sobre sus identidades ni el motivo del tiroteo.

A las ocho y a la luz de lámparas de gas empezó el recuento.

El noventa y cinco por ciento de los sufragios eran favorables al ODM, cuando se había procedido al recuento del cinco por ciento de los votos.

A la salida del colegio se oían más disparos ante el desinterés de los habitantes de la barriada, iluminada con velas.

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