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Rajoy se enfrenta a Bárcenas... cuatro años y cinco meses después

El presidente comparece en el Parlamento el 1 de agosto con una estrategia de distracción, negació

ANA PARDO DE VERA

Mariano Rajoy acude esta semana al Congreso de los Diputados. Lo hace el día del inicio del mes de descanso más elegido por los españoles: el jueves 1 de agosto a las 9:00 horas, con la expectación política y mediática alta y la actualidad informativa bajo mínimos; en un pleno extraordinaria en el que combinará la información sobre la actualidad económica y las explicaciones sobre la información que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, ha ido desgranando sobre la presunta financiación ilegal del partido que sustenta al Gobierno. Hace cinco años y cuatro meses (en febrero de 2009) que Bárcenas fue imputado en la trama Gürtel y, hasta ahora, el presidente no se había enfrentado a las preguntas de toda la oposición parlamentaria con el tema del extesorero en el núcleo del orden del día, aunque sea compartido con la presunta mejora de las previsiones económicas que baraja el Ejecutivo. 

La mañana del jueves será larga; cuatro o cinco horas, como mínimo, le echan los diputados de uno y otro lado del arco parlamentario. Rajoy hará, como siempre, una intervención inicial en la que abordará tanto el tema económico como el de la presunta corrupción de su partido, para que no parezca que quiere esquivar este último. Así debería ser, al menos, si hace caso a los numerosos argumentos que le han ido haciendo llegar sus dirigentes de confianza. Rajoy ha escuchado a todos, pero, de momento, sólo él sabe a quién hará caso y a quién no con el tema Bárcenas. Sí se conoce, en cambio, que el discurso económico que desgranará el jefe del Ejecutivo depende casi en exclusiva del director de su Oficina Económica, Álvaro Nadal, con incursiones puntuales de los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Industria, José Manuel Soria.

En principio, sin embargo y según se advierte en el entorno del presidente, nadie debería esperar una imploración de perdón a los ciudadanos; una advertencia al extesorero al más puro estilo de María Dolores de Cospedal en ABC este domingo ('A mí no me va a doblegar una persona que calumnia e injuria para defenderse a sí misma'), o un rasgado de vestiduras con el tono dramático que conllevan. Ni es el estilo de Rajoy ni es su papel. 'El presidente tiene muy claro su lugar institucional; Cospedal habla como secretaria general del PP', matizan fuentes del Grupo Parlamentario. Con todo, sí se espera que Mariano Rajoy cite el nombre del extesorero después de mucho tiempo sin hacerlo -concretamente, desde que reivindicaba su inocencia- y pida disculpas a los ciudadanos por haber confiado en la persona adecuada. Además, reiterará el manido recurso de que ni ha cedido, ni cede, ni cederá al chantaje del exresponsable de finanzas del PP al que él mismo encumbró. Al menos, es lo que aguardan la mayoría de los parlamentarios y dirigentes conservadores de los que le estarán escuchando, particularmente, de las nuevas generaciones que encabeza el propio portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, y que, en muchos casos, se han visto desbordadas por la oscuridad financiera que planea sobre la generación anterior.

Ha sido la imagen exterior del Gobierno, en particular, y de España, en general, la que ha empujado definitivamente a Rajoy a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados -que será, en realidad, la del Senado, por encontrarse la de la Cámara Baja en obras-. Y la moción de censura con la que Alfredo Pérez Rubalcaba amenazó al presidente ha resultado, sin duda, la gota que colmó el vaso; nadie lo discute en el PP a estas alturas: un jefe del Ejecutivo de una economía europea que estuvo a punto de ser intervenida no hace todavía un año, cuyos bancos sí fueron rescatados -esta semana se ha sabido que no habrá devolución de las ayudas públicas- y con una recesión en curso y el paro desbocado no podía permitírsela. El verdadero temor del presidente y su equipo; el que tratarán de neutralizar el jueves es que, como reza un texto del diario conservador alemán Die Welt, se enquiste en el exterior y definitivamente la percepción de que España es un país de corrupción 'endémica' como en una 'dictadura tercermundista' con el consiguiente perjuicio económico por falta de confianza en el cerebro mismo de un país democrático: sus instituciones.

Tanto el Gobierno como el PP detestan el término, que asocian irremediablemente al fracaso socialista, cuando José Luis Rodríguez Zapatero creyó haber pasado lo peor de la crisis en mayo de 2009. Sin embargo, la de 'brotes verdes' es una terminología que se acuñó en Reino Unido en 1991 y, en estos momentos, se utiliza mayoritariamente para calificar los signos de mejora que el Ejecutivo dice ver en la economía española y que este jueves, el presidente Rajoy empleará para tratar de minimizar los ataques de la oposición por el caso Bárcenas. Según el Gobierno y el PP -y así lo expondrá su número uno-, asistimos 'al final de la recesión y el inicio de la recuperación económica', algo que basa, entre otros, en los siguientes datos, extraídos de distintos argumentarios distribuidos por la Dirección Nacional del PP. Sorprende, sin embargo, y según reconocen en las mismas filas conservadores, 'la ingenuidad' de seguir considerando el turismo como la industria que sacará a España de la recesión, un argumento, empleado, entre otros gobiernos, por la dictadura franquista, con Manuel Fraga al frente del Ministerio del ramo.

- El Banco de España certifica la mejora de la economía: según las previsiones, este trimestre [el tercero] podría ser el último de la recesión. Por un lado, el PIB modera su caída al 0,1% en el segundo trimestre y se queda a una décima nada más de la salida de la recesión. Por otro lado, durante el segundo trimestre, la creación de empleo ha sido superior a la esperada por efectos de la estacionalidad.

- Las exportaciones se consolidan como motor de la actividad económica, ya que el sector exterior aportó cuatro décimas al crecimiento intertrimestral.

- España supera por primera vez los seis millones de turistas internacionales al crecer más del 5% en junio. Esta cifra constituye un nuevo máximo histórico y con este ritmo, España será en el camino de superar el récord de 58 millones de turistas de 2012.

- El sector turístico representa el 10% del PIB y más de 11% del empleo en España, el doble que la media de la OCDE, y registra superávit con unos ingresos totales que superan los 8 millones de euros en 2013. De esta forma, España se convierte en el segundo país del mundo en ingresos por turismo.

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