Este artículo se publicó hace 15 años.
Rebajas y saldos contra la crisis en la Feria del Libro de Buenos Aires
Rebajas y saldos han convertido este año la Feria del Libro de Buenos Aires en una excelente oportunidad para los lectores que quieren hacerse con una buena biblioteca a precios razonables en tiempos de crisis.
Aunque las cifras de participación en la XXXV edición de la Feria, con 1.256 expositores procedentes de 42 países, son algo menores que las del pasado año, la industria editorial ha mantenido su apuesta por desafiar la adversa situación económica y acudir a la convocatoria de Buenos Aires.
Las editoriales han recurrido a las tradicionales rebajas para asegurarse la fidelidad de los clientes y mantener los niveles de venta de anteriores ediciones.
Caminar por el predio de La Rural, sede de la Feria desde anoche y hasta el próximo 11 de mayo, supone encontrarse constantemente con carteles que anuncian "Saldos", "Ofertas" y "Off", como reclamo para los potenciales compradores.
Un lector capaz de armarse de paciencia para moverse entre la multitud y husmear entre los numerosos puestos de la Feria puede toparse con libros por cinco pesos argentinos (menos de dólar y medio) y "gangas" para compras al por mayor.
Las ofertas pretenden "paliar la falta de ventas, en las que se nota un descenso bastante importante a partir de mediados del pasado año", explica a Efe Luciano Basilico, de "Terra Editora".
"Hace años que implementamos este método, por lo que tenemos comprobado que funciona", asegura Basilico, que ofrece libros a precios populares para fomentar la compra de varios artículos por persona.
También juega con este tipo de estrategias "Librería de las luces", que cuenta con saldos de libros a ocho pesos (2,15 dólares) o tres por veinte (5,40 dólares).
La estrategia, apunta la librera Pía Henseler, es trabajar con ofertas atractivas para los lectores, con "buenos títulos a precios más baratos incluso que muchas revistas que uno habitualmente compra".
Su objetivo es "economizar libros para poder llegar al público", y aunque es optimista en las expectativas, Henseler no oculta su preocupación por el aumento del coste de la entrada a la Feria -que ha pasado de 8 a 10 pesos, algo menos de tres dólares-, y espera que la subida no impida al público acercarse.
Los lectores reconocen el esfuerzo de las editoriales y tratan de aprovechar las oportunidades, como Rita Pino, una maestra de 37 años fiel a la Feria porque "se trata ya prácticamente de un evento cultural imperdible", que admite que la crisis se nota en el bolsillo de los argentinos y que las ofertas ayudan a comprar.
Aunque reconoce que para ella adquirir libros "siempre fue una necesidad", Pino cree que "para el común de la gente está costando gastar en libros", y opina que las promociones y los descuentos ayudan mucho.
"Encontrar alguna ofertilla" es lo que llevó hoy a acercarse a la Feria a Karina, una joven chilena de 30 años afincada en Buenos Aires, convencida de que, pese a la crisis, gracias "a lugares como éste, en los que tienes saldos, siempre vas a poder acceder a algo".
Libreros y organizadores confían en que las ofertas permitan combatir la crisis y repetir este año los 1,2 millones de visitantes de la pasada edición.
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