Este artículo se publicó hace 13 años.
Los rebeldes sobrepasan Ben Yauad por el interior para evitar celadas gadafistas
Los rebeldes libios que tienen bajo su control Ben Yauad, a medio camino entre el enclave petrolero de Ras Lanuf y Sirte, el feudo natal de Muamar al Gadafi, han desviado su incursión hacia el suroeste por la localidad Naufaliya, unos 147 kilómetros al sureste de su objetivo costero.
Según informó un corresponsal de Al Yazira, desde esa localidad, los rebeldes temen que las fuerzas leales al líder libio, Muamar el Gadafi, tengan tiempo para plantar minas, como las que encontraron en un contenedor en Ras Lanuf que no habían sido colocadas.
En la localidad de Ben Yauad, las tropas gadafistas emboscaron con éxito a los ardorosos y desprevenidos milicianos rebeldes, que esta vez, parecen haber enviado por delante avanzadillas de exploradores para evitar emboscadas de las tropas de Gadafi.
El enorme impulso de la ofensiva rebelde les ha permitido recorrer 441 kilómetros desde Bengasi en tan solo 48 horas, con la ayuda de la aviación internacional, que anuló la capacidad defensiva de los gadafistas que en algunos puntos abandonaron sus puestos en desbandada.
Los milicianos han pasado ya el punto más al oeste donde fueron repelidos y mantuvieron los combates más encarnizados con las tropas gadafistas entre el 6 y el 8 de marzo, cuando las brigadas de Gadafi emprendieron su contraofensiva que les llevó hasta las inmediaciones de la capital rebelde de Bengasi, hace ocho días.
Un corresponsal de Al Yazira explicó que en Ras Lanuf y Ben Yauad apenas hubo resistencia y se encontraban casi desiertas las dos localidades, aunque en Ben Yauad si advirtieron el repliegue de los gadafistas a Sirte y unos 40 mercenarios chadianos y malienses fueron capturados.
Las brigadas gadafistas, que han sido duramente castigadas la pasada noche por la aviación de la coalición internacional especialmente en esa línea costera, han abandonado todas sus posiciones y se han replegado a Sirte, a unos 450 kilómetros al este de Trípoli.
En esa ciudad, donde el coronel Muamar al Gadafi acostumbraba a recibir y agasajar a sus huéspedes preferidos y considerado uno de sus principales feudos tribales, puede decantarse la suerte de su régimen de más de 41 años.
Sede de algunos departamentos ministeriales, con un majestuoso centro de convenciones donde Gadafi celebraba sus devaneos como líder regional panárabe con aspiraciones continentales, aloja también importantes depósitos de armamento.
La moral de resistencia de sus moradores puede resultar puesta a prueba ahora si los milicianos, que han recobrado el espíritu de victoria con el apoyo aéreo internacional, mantienen la iniciativa militar.
Este puerto mediterráneo está considerado uno de los escenarios claves para la supervivencia del régimen gadafista.
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