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El recetario del culebrón juvenil

Los expertos analizan las claves de las series de instituto

 

ROCÍO PONCE

Un grupo de personajes atractivos (que no guapos, aunque también), mezcla de drama y comedia, temas recurrentes como el sexo, las drogas y los problemas familiares, y una banda sonora sugerente son los ingredientes que conforman un formato televisivo que, lejos de perder vigencia, vuelve de nuevo con fuerza a la pequeña pantalla esta temporada. Pero además, en los últimos tiempos, y como consecuencia del efecto provocado por el éxito de Lost, algunas de estas series dirigidas al target adolescente añaden misterio, aventuras y hasta ciencia ficción.

Como cada nueva temporada, las ficciones juveniles retoman las historias que dejaron en vilo a sus millones de seguidores antes del verano, que siguen fieles a una receta formada por elementos que no suelen fallar en ficciones como Física o Química, El Internado (Antena 3) y La pecera de Eva (La Siete).

'El secreto de 'Física o Química' reside en la intensidad de los sentimientos'

Guionistas, actores, profesores y entendidos coinciden a la hora de señalar los ingredientes de esta receta del éxito de las series de adolescentes. Lo más importante, según explica Jaime Vaca, coordinador de guiones de Física o Química, es la identificación con el universo representado. 'Es la base de todo', resalta Vaca, que enfatiza también la cercanía del lenguaje y la vestimenta. 'Su naturalidad y los temas actuales hacen que la gente se enganche', señala por su parte el actor Maxi Iglesias.

Por otro lado, no se puede hacer una serie adolescente que cale sin un equilibrio entre drama y comedia y dosis muy elevadas de lo que, en palabras de Irene Cívico, coautora del blog de televisión By The Way, se puede denominar el 'efecto culebronesco'. Desde Física o Química, Vaca admite que su secreto reside 'en la intensidad, ya que todos los sentimientos se multiplican por 15'. La otra cara de By The Way, Montse Cebrián, señala que incluso ficciones más alternativas, como La Pecera de Eva, mantienen ese estilo. 'Es un culebrón disfrazado de otra cosa', afirma.

Lo prohibido y lo inalcanzable siempre generan expectación e interés. Por ello, no hay ficción de adolescentes que se precie que no incluya en sus tramas sexo, drogas y violencia. 'Cuanto más bestias son las historias, más venden', argumentan desde By The Way. 'Nosotros no estamos diciendo que esto pase en todos los colegios, sino que pasa', explica Jaime Vaca cuando se pone en tela de juicio el realismo de su serie. 'Los productos de la televisión actual buscan ser acordes a la sociedad que los acoge; La Tribu de los Brady ahora sería absurda', explican las blogueras. 'La televisión de hoy permite acercarse y mostrar elementos que antes eran tabú y se tratan cada vez de forma más realista', opina por su parte Alberto García, Profesor de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Navarra.

'Nuestra responsabilidad es entretener, no educar'

Para crear tramas tan adictivas, los guionistas hacen un ejercicio de memoria sobre experiencias propias y ajenas, se documentan en internet y en alguna que otra serie americana. De esta forma, los líos amorosos del Zurbarán están inspirados en los del Seattle Grace de Anatomía de Grey y las consultas de Eva encuentran su referente en En Terapia.

En cualquier caso, cómo se ven y reciben las historias de las series teen es siempre un tema controvertido. Isabel Peña, guionista de La Pecera de Eva, piensa que los padres 'ven en la serie la cara que los chavales les ocultan'. ¿Pero tienen los guionistas responsabilidad por el contenido que muestran? 'Lo nuestro es entretener y lanzar mensajes, pero no educar. Eso debe hacerse en casa y en la escuela', explica convencido el guionista de Física o Química, que continúa explicando que lo mejor es que padres e hijos vean juntos la serie 'y que cuando acabe hablen sobre ello'.

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