Este artículo se publicó hace 16 años.
Recetas contra el chabolismo
A Coruña ofrece formación a los gitanos realojados de Penamoa para facilitar la convivencia
Fue una noche sobrecogedora del mes de marzo. Una turba de vecinos del barrio coruñés de Novo Mesoiro organizó guardias para evitar que 99 familias de chabolistas de etnia gitana del poblado de Penamoa, a las afueras de la ciudad, fuesen realojadas allí. Hicieron retenes y detuvieron coches. Cortaron los viales con contenedores. Aseguraban que no querían vendedores de droga en su barrio. Hay quien dice que esperaba una llegada masiva de vecinos de Penamoa esa noche. Y de ahí los disturbios. Y que todo fue un rumor y que nada era cierto.
«Al fin tenemos las puertas abiertas para vivir igual que todo el mundo»El hecho es que el Ayuntamiento de A Coruña quiere erradicar el chabolismo en el municipio. Ya sólo quedan tres focos de chabolas y marginación. Penamoa es uno de ellos, y la apertura de un vial de acceso a la ciudad hace necesario el derribo de 14 de las 99 chabolas. “Pensamos que la construcción de la tercera ronda sería una buena oportunidad para acabar con la marginación”, dice la concejala de Asuntos Sociales de la ciudad herculina, Silvia Longueira. Es una independiente que había estado ligada a la gestión cultural hasta que el PSOE la fichó para sus listas en las últimas elecciones municipales. “Una ciudad del siglo XXI no puede quedarse con los brazos cruzados cuando hay cientos de vecinos viviendo así”.
Ratas y marginalidad
Tanto da ahora que el origen de los sucesos de Novo Mesoiro hubiese estado en un rumor. El hecho es que aquello elevó el perfil del trabajo de realojamiento de los chabolistas de Penamoa y el Concello de A Coruña urdió un plan de integración que pretende convertirse en modélico. El objetivo final es el realojo de los chabolistas en pisos de toda la ciudad. Antes de eso habrá, eso sí, un plan de trabajo con cada una de las familias. Se trata, explica Silvia Longueira, de “dotarlos de habilidades para que sean bien vistos en un entorno que les ha sido hostil”. O, también dice, de ayudarles a “ganarse la dignidad”.
«Se trata de darles recursos para que sean bien vistos en un entorno hostil»La fórmula fue pactada con los chabolistas, que están representados en la Comisión Permanente de Integración que negocia con las autoridades municipales. Cada una de las familias está siendo entrevistada y estudiada. “Diseñaremos itinerarios individualizados en función de las necesidades”, explica la edil. El itinerario incluye episodios de formación, cuestiones de salud, de higiene o tratamiento de residuos.
La clave es “mantener un equilibrio en el que por una parte haya unas normas de convivencia básicas, un respeto al ordenamiento jurídico, y también el respeto a las características específicas de cada grupo étnico”, explica Fernando Márquez, presidente de la Comisión. Cree que “si se genera un clima de serenidad” es posible que todo el mundo cumpla sin renunciar por ello a su “patrimonio cultural”.
El chabolista Juan Rivero, padre de dos hijos, dice que el proyecto le parece “muy interesante”, que al fin tienen “las puertas abiertas”, y que quieren “vivir igual que todo el mundo. Debemos integrar en nuestra cultura cosas que hasta ahora no hacíamos”.
Según Longueira, ya hay “más de 20 familias que se han adherido al plan”. Para ello, han firmado un protocolo que contempla la adquisición de compromisos de parte y parte. El Ayuntamiento está trabajando para lograr la adhesión de las 79 familias restantes.
El centro social de Cirujeda
El Concello de A Coruña ya ha comenzado a construir en Penamoa un “centro social” que servirá para desarrollar el programa. Ha sido concebido por Santiago Cirujeda. El arquitecto sevillano ya trabajaba con el Concello en la erradicación de otro de los focos chabolistas de la ciudad, el de A Raña. Allí diseñó un conjunto de viviendas que están construyendo, bajo su supervisión, los propios chabolistas.
El centro social, que estará listo en julio y que servirá para dar apoyo para la integración a los gitanos, costará 200.000 euros y es reutilizable. Cuando termine su uso para el proyecto de Penamoa, podrá ser desmontado y destinado a otra función en el municipio.
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