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Redford y Pons hablan de quienes ganan las guerras pero pierden la paz

EFE

Dos películas muy distintas, "Lambs for lions", de Robert Redford, y "Barcelona (un mapa)", de Ventura Pons, mostraron hoy en el festival de cine de Roma una verdad común: la de quienes ganan las guerras a costa de perder la paz.

Son dos filmes diferentes, porque las preocupaciones de una y otra lo son; mientras Pons habla de la intimidad, la soledad, las relaciones de pareja y la muerte, Redford habla del activismo político, del periodismo y de la educación.

Sin embargo, el trasfondo de la guerra, la civil en España y las de Estados Unidos en Afganistán e Irak, provoca el mismo resultado: la corrupción de cuanto toca, un precio que paga la paz.

En "Barcelona (un mapa)", la guerra civil y su metástasis, la postguerra, adultera la vida de la sociedad, catalana en este caso, con la introducción del silencio, la hipocresía, el secretismo, el no poder ser lo que se quiere ser, la ocultación de los deseos y las taras sociales de la intolerancia.

La historia habla de "la Barcelona que gana la guerra, pero pierde la paz", explicó Pons tras el pase de prensa.

El filme, que se desarrolla en el momento actual y convierte a Barcelona en un personaje principal, muestra una pareja, Rosa y Ramón, al final de su existencia; una existencia atrapada en el pasado y aislada en la postguerra y la dictadura.

Interactúan con el mundo moderno, pero ellos no han pasado el punto de inflexión para Barcelona de los Juegos Olímpicos de 1992; ni tan siquiera, el anterior, el de 1975 y el fin del régimen franquista.

Rosa y Ramón sólo son capaces de comunicarse entre ellos en la intimidad de su habitación y en el momento en que él está sentenciado por la enfermedad.

Basada en la obra de teatro de Lluïsa Cunillé, "Barcelona, Mapa D'Ombres", la película de Pons cuenta con actores consagrados sobre las tablas como Josep Maria Pou, Núria Espert y Rosa María Sardá, cuya interpretación, según señaló Pons, "facilita el trabajo porque son actores que están al servicio de la historia" y no del protagonismo.

Aunque Estados Unidos no haya ganado las guerras que empezó en 2001, la del terrorismo, la de Afganistán y la Irak e, incluso, aunque lo hiciera, la película de Redford también enseña el precio que se paga por ellas en la paz.

Es el precio de las mentiras sobre las que se construyeron, según el filme, y que han herido valores importantes de la sociedad estadounidense, entre ellos el periodismo.

"Vosotros nos apoyasteis; vosotros también sois responsables", responde un Tom Cruise convertido en un senador y halcón del Partido Republicano a una Meryl Streep que trata de mantener a flote su dignidad periodística.

Redford justifica, en parte, la actuación del periodismo de su país en los últimos años, cuando afirma que tras el 11-S "a todos nos pareció más importante apoyar al Gobierno que vigilarlo", pero señala que todo eso fue erróneo y aprovechado por la administración de George W. Bush.

"Esta película no es un filme de guerra, sino de los efectos y las consecuencias de lo que ha sucedido en los Estados Unidos durante los últimos seis años en la política, en los medios de comunicación y en la educación", dijo hoy Redford.

Además de director, Redford interpreta el papel de un profesor de la Universidad que trata de enseñar a sus alumnos que el compromiso político es parte de la vida y que desentenderse tiene consecuencias muy graves, como gobiernos que buscan sólo satisfacer sus intereses.

"Adquirí la conciencia política cuando con 19 años vine a Europa", explicó Redford, y señaló que su deseo con esta película es precisamente "hacer consciente" de ese compromiso político porque "hablamos de nuestro futuro y el futuro del país".

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