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Reeditan "Bella en las tinieblas", la singular Madame Bovary de Manuel de Lope

EFE

Trece años después de que se publicara "Bella en las tinieblas", Manuel de Lope ve reeditada ahora esta importante novela, una de las mejores del escritor burgalés, protagonizada por una mujer que los críticos consideraron "una Madame Bovary moderna" y que está inspirada en una figura real.

"Con todo lo que me cautivó ese personaje, yo no puedo decir como Flaubert que 'Madame Bovary soy yo'. Por alguna razón misteriosa me siento más cercano de otros personajes", afirma De Lope (Burgos, 1949) en una entrevista con Efe en la que habla de esta novela suya, la primera que escribió cuando regresó a España tras años de exilio. "En este sentido marca una fecha para mí", señala.

La hermosa viuda de la novela, que publicó en su día Alfagaura y que rescata ahora RBA, guarda una cierta relación con María Rosa Campos, amante de un general franquista, morfinómana y muy admirada por varios poetas de los años cincuenta, nada franquistas por cierto, con los que se reunía en el hotel Wellington de Madrid

Manuel de Lope no llegó a conocer a esa mujer "de oscura belleza" que recibía a los poetas en su suite del hotel, pero había oído hablar de ella a escritores como Ángel González, "que fue el que más la trató"; a Juan García Hortelano, y a Carlos Barral. "Eran recuerdos interesantes. Cada uno me habló de ella por separado".

Juan Marsé, a quien está dedicada la novela, también frecuentó a esa musa de poetas en que se inspira la novela. "Y fue en su entorno en el que conoció a su propia mujer", comenta De Lope.

"Los puntos de contacto entre el personaje real y el literario son limitados: La adicción a la morfina, el hotel Wellington, las reuniones de poetas y poca cosa más", afirma el autor de "El otoño del siglo" y "La sangre ajena", a quien el proceso de escritura de este libro, según le dice a Efe, lo dejó "agotado física y psicológicamente".

Cuando empezó a escribir la novela, cuyo título algo le debe a unos versos de Góngora -"Aun a pesar de las tinieblas bella, aun a pesar de las estrellas clara"-, Manuel de Lope dejó de preguntar por el personaje real y se dedicó de lleno a construir el de Ana Rosa Camps, la inquietante y hermosa protagonista de su obra, que vive retirada en un pueblo de la costa norte donde acaba de morir el general con el que compartía almohada desde muy joven.

Alrededor del cadáver del general se reúnen una serie de personajes perfectamente trazados por el escritor, que siente especial debilidad por el doctor Félix Castro, un borracho que "bebía para ahuyentar moderadamente la soledad", y por Zorrilla, un muchacho medio autista, "la imagen del inadaptado" y cuya actuación precipita la tragedia hacia la mitad de la novela.

La irrupción de la muerte, la violencia y la corrupción en la novela hacen que el relato se introduzca en "un sórdido laberinto de infamia, de humillación y de avidez".

Toribia, la fiel ama de llaves del doctor, una "mujer recelosa y de mal genio como el toro que llevaba en su nombre"; y Alfredo Gavilán, un joven abogado que se enfrenta a su primer caso de herencia y que se da cuenta de que al final "toda liquidación de herencia equivale a una campaña más o menos encubierta de saqueo y desolación", completan la excelente galería de personajes.

Algunos de esos personajes proceden de novelas antiguas del escritor burgalés y reaparecerán en obras posteriores, como en "Otras islas", su último trabajo narrativo.

"Los personajes de mis novelas vienen y se van. Es como una 'troupe' de teatro ambulante. No es raro que aparezcan de nuevo en un avatar distinto, y en algunas ocasiones apenas disfrazo el nombre", le dice a Efe el autor de "Bella en las tinieblas", esa novela que, como Gabriel García Márquez dijo en alguna ocasión, "es una fiesta del idioma".

En la recta final del libro cobra un especial significado un hermoso poema del escritor guatemalteco Manuel José Arce:

"Amor, si fueras aire y respirarte./ Y si fueras, Amor, vino y beberte./ Si fueras sombra para no perderte./ O si fueras camino y caminarte (...) Si fueras tierra, Amor, para labrarte./ Si fueras para más que amarte:/ Amor, Amor, Amor, si fueras muerte".

Arce fue "un gran amigo" del escritor burgalés y murió antes de que se publicara "Bella en las tinieblas". "No me consuelo de que nunca haya sabido el uso que yo he dado a su bellísimo poema", comenta De Lope.

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