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El régimen sirio rechaza el plan árabe para que Al Asad traspase el poder

EFE

El régimen sirio rechazó hoy el plan de la Liga Árabe para que su presidente, Bachar al Asad, traspase el poder al vicepresidente, al considerarlo una "interferencia flagrante" en sus asuntos internos.

Una fuente oficial, citada por la agencia de noticias siria Sana, calificó la propuesta formulada ayer por el organismo panárabe de "violación de su soberanía nacional, interferencia flagrante en sus asuntos internos e infracción descarada de los estatutos de la Liga Árabe".

De esta forma, el régimen de Damasco reaccionaba al plan acordado en El Cairo por los ministros de Asuntos Exteriores árabes que decidieron instar a Al Asad a que transfiera sus poderes al vicepresidente sirio, y a formar un Gobierno de unidad nacional en el plazo de dos meses, para convocar elecciones presidenciales.

En vez adoptar ese tipo de medidas, los ministros de la Liga Árabe deberían "asumir su responsabilidad para evitar que los grupos terroristas que asesinan a sirios inocentes y atacan edificios gubernamentales y las infraestructuras del Estado se financien y armen", subrayó la fuente.

Sin embargo, los ministros -lamentó- optaron por hacer "declaraciones provocadoras" que reflejan su conexión con un plan que tiene como objetivo perjudicar la seguridad del pueblo de Siria a través de sus llamamientos a una intervención extranjera en los asuntos internos del país.

Por ese motivo, Damasco opina que la nueva hoja de ruta de la Liga Árabe va en contra de los intereses de su pueblo y no evitará que el país "avance en sus reformas políticas, y traiga la seguridad y la estabilidad a su gente, que ha demostrado durante la crisis su apoyo a la unidad nacional".

La fuente destacó que esa propuesta contradice la iniciativa diseñada por la propia Liga Árabe en noviembre pasado para encontrar una salida a la crisis y el protocolo para el envío de observadores sobre el terreno.

La fuente no mencionó si Damasco dará su visto bueno a la extensión durante un mes de la misión de los observadores de la institución árabe, que el domingo evaluó el informe final elaborado por ellos y destacó que ha habido algún "avance parcial" por parte de las autoridades sirias, pero reconoció que continúa la violencia.

La nueva hoja de ruta de la Liga establece el inicio de un diálogo entre la oposición y el gobierno en dos semanas, con vistas a formar un Ejecutivo de unidad nacional.

Ese Gobierno, que deberá estar constituido en un plazo de dos meses, estará dirigido por una persona de consenso y su misión será aplicar el plan y preparar las elecciones parlamentarias y presidenciales bajo supervisión árabe e internacional.

Entonces, Al Asad tendría que transferir sus poderes al vicepresidente para que "coopere con el Gobierno de unidad y este pueda llevar a cabo su trabajo en el periodo transitorio".

Esta solución sería parecida a la lanzada por los países del Consejo del Golfo (CCG) para el Yemen, que ha supuesto la renuncia "de facto" del presidente yemení, Alí Abdalá Saleh.

Desde El Cairo, el presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), la mayor organización opositora siria en el exilio, Burhan Galiun, se felicitó anoche por la nueva iniciativa, "que muestra el gran impacto que ha tenido la lucha del pueblo sirio en la opinión pública árabe e internacional".

Aun así, Galiun advirtió en una rueda de prensa de que su grupo no aceptará negociar con el régimen sirio antes de que se produzca la renuncia de Al Asad: "Hoy ningún sirio podría negociar con el asesino de su pueblo, Al Asad ya está quemado", aseguró.

Galiun explicó que el CNS requiere, antes de negociar, que haya garantías sobre el cumplimiento del protocolo suscrito entre Damasco y la Liga Árabe referido al cese de la violencia y al repliegue de las tropas.

Y resaltó que la propuesta evidencia la adhesión a la revolución siria de los países árabes, que "consideran que el régimen del dictador debe terminar y sus huellas ser borradas".

No obstante, Galiun insistió en que el CNS piensa que cualquier mecanismo adoptado por los países árabes debe contar con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que la Liga Árabe ya ha anunciado que va a solicitar.

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