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Reptiles en la barbería

Tras un año de gira con Enrique Morente y de viejas reediciones, Lagartija Nick lanza un disco más «sencillo», ‘Las marcas de mi larga duración’

AIDA M. PEREDA

Tocar con Enrique Morente cambió su manera de afrontar la música. “La voz del mejor cantante del universo. Una voz que trasciende el alma”, dice Antonio Arias, voz y bajo de Lagartija Nick, en referencia al maestro. Omega (1996) marcó un antes y un después para los granadinos. Lo arriesgado de su propuesta tardó en ser digerido, pero el éxito perdura y aún siguen de gira con ese espectáculo. “Es un milagro que un disco de hace 14 años funcione como uno del año pasado”, exclama Arias.

Sin embargo, su cambio de estilo les hizo perder seguidores. A este álbum le siguió Val del Omar (1998), en una línea de experimentación en clave más metal. No fue hasta Lo imprevisto (2004) cuando retornaron a su cauce original de rock oscuro. Y ahí siguen, dando vueltas a su sonido: en marzo lanzan Las marcas de mi larga duración, un trabajo más suave, con menos distorsión y unas melodías enmarcadas en el pop, extremando el sonido de El shock de Leia (2007).

De hecho, el ex componente de 091 asegura que cuando habló con el productor del álbum, Paul Grau, le dejó bien claro el sonido que buscaban: “Paul, quiero la segunda parte de El shock de Leia”. Grau intentó defenderse (“¡Pero si me has grabado todas las canciones al mismo tempo...!”, le contestó), aunque sin mucho éxito. Arias rogó y rogó... y su nombre terminó apareciendo como coproductor. “Grau pensó: que se vea su nombre primero, que éste me lo ha traído muy sucio...”, ríe. El paso por el estudio fue muy rápido, ocho días de grabación y diez para la mezcla, en los huecos de la gira mundial de Omega y los conciertos de la reedición de Inercia (2008).

“Ha sido muy fácil de desarrollar. Hemos limpiado mucho nuestro sonido en los últimos discos y aquí todavía es más esquemático”, dice Arias. También pretende ser menos retorcido. “Antes, para hacer algo raro teníamos que meter la armonía más difícil que conociéramos, sacar de la última piedra del Sacromonte, y todo con la letra más complicada que encontráramos, y entonces éramos felices. Bueno, ni haciendo eso”.

Las marcas de mi larga duración “es algo directamente a la cara, muy simple, como un truco de cartas a la vista. Si hay algún desarrollo más profundo, está en los cruces armónicos de las canciones, algo que aprendí de Morente”. Esta “sencillez” se refleja también en la carátula, una ilustración de los componentes en la barbería del padre de Antonio, donde aprendió a tocar. “Él ya está jubilado pero se la hicimos montar entera otra vez”, ríe Arias. “Sólo me pelaba cuando no tenía clientes, así que mientras esperaba, cogía la guitarra”, recuerda.

Este año, además de otra reedición, Su (1995), Lagartija Nick tiene previsto grabar nuevo disco en verano con textos de Carlos Marzal y Ángel Mendoza. 2009 es el año internacional de la astronomía y bien es sabido por todos la inspiración espacial en sus letras.

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