Este artículo se publicó hace 16 años.
El rescate para el sector del automóvil gana apoyos en EEUU
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, predijo el que Washington aprobará el rescate de las compañías automovilística estadounidenses, después de que éstas presentaran planes de supervivencia y General Motors y Chrysler dijeran que necesitaban una inyección de dinero inmediata para evitar la quiebra.
Pelosi dijo que Washington tenía pocas opciones sobre la ayuda para las automovilísticas, que según la demócrata de California están detrás de uno de cada 10 puestos de trabajo en Estados Unidos.
"Creo que habrá una intervención o legislativa o del Gobierno", dijo Pelosi. "Pienso que está bastante claro que la bancarrota no es una opción", agregó.
Las compañías de Detroit exhortaron el martes al Congreso a autorizar 34.000 millones de dólares (unos 27.000 millones de euros) en préstamos y líneas de crédito, mucho más que los 25.000 millones de dólares que no lograron obtener en noviembre, cuando los legisladores exigieron que las compañías presentaran planes en los que demostraran que podían ser "viables".
La nueva petición se produjo el mismo día en que GM, Chrysler y Ford Motor informaron de una caída en sus ventas combinadas en Estados Unidos de casi el 40 por ciento en noviembre y advirtieron de que el mayor mercado mundial de vehículos mostraba señales de que caerá aún más en 2009.
GM pidió al Gobierno 18.000 millones de dólares en préstamos y líneas de crédito, diciendo que necesita con urgencia 4.000 millones de dólares de esa cantidad para pagar sus cuentas antes del final de diciembre.
Ford expresó ante el Congreso que necesita una línea de crédito de 9.000 millones de dólares y que una mayor reestructuración permitiría que volviera a la rentabilidad en 2011.
Tanto las acciones de Ford como las de GM subieron casi un 6 por ciento el martes.
Chrysler, la menor y la más vulnerable de las compañías del sector de Detroit, pidió 7.000 millones de dólares al Gobierno para finales de este mes, diciendo que sin esa ayuda podría quedarse sin dinero a comienzos de 2009.
La compañía, en manos de Cerberus Capital Management, también dijo que está buscando socios, una alianza estratégica, o una fusión.
Los líderes demócratas han pedido una amplia variedad de compromisos por parte de las automotrices para recortar costes y diseñar una estrategia clara para retomar la senda de la competitividad.
AMPLIACIÓN DE LA INTERVENCIÓN GUBERNAMENTAL
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, dijo que presentaría una ley provisional que podría utilizarse para ayudar a las compañías del sector.
Un rescate del Congreso ampliaría el alcance de la intervención del Gobierno en la crisis, excediendo al sector financiero y convirtiéndolo en un importante accionista en un sector industrial clave. "Estamos intentando asegurarnos de que hacemos todo lo que podemos para cuidar a la industria de la automoción, si es que de hecho es viable", dijo Reid.
Pero el senador republicano Arlen Specter, advirtió de que el sector aún se enfrenta a un Congreso escéptico. "El ánimo del Congreso no es ciertamente de mucho apoyo", dijo Specter tras una reunión con ejecutivos de las compañías y líderes sindicales.
Los presidentes ejecutivos de las firmas de Detroit tuvieron una recepción hostil por parte de los congresistas en las audiencias de noviembre, coronada con la polémica sobre sus decisiones de llegar a Washington en jets privados para pedir ayuda.
Por eso, en esta ocasión, eligieron otra manera de viajar para llegar a las audiencias previstas para jueves y viernes. El presidente ejecutivo de Ford, Alan Mulally, conducirá un Ford Escape híbrido; su homólogo de GM, Rick Wagoner, llegará en un Chevrolet Malibu híbrido, y el de Chrysler, Bob Nardelli, también planea conducir hasta Washington.
"Si estas compañías están pidiendo los dólares de los contribuyentes, deben convencer al Congreso de que van a adaptarse y cambiar sus métodos", dijo Christopher Dodd, el demócrata que preside el comité de banca del Senado.
"Deben demostrar un compromiso con la rentabilidad y la viabilidad que incluya elevar los estándares de consumo eficiente de combustible y controlar las compensaciones excesivas y beneficios como los jets privados", agregó.
/Por Kevin Krolicki y John Crawley/
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