Este artículo se publicó hace 15 años.
El rey del gol agónico
Higuaín manda en la 'Zona Cesarini'
Nadie como los italianos para bautizar los minutos agónicos de los partidos. Instantes de gloria en los que han escrito parte de la historia del fútbol cuando sus contrarios ya la daban por cerrada. La Zona Cesarini denominan en Italia a esos segundos desesperados en los que el marcador muta desde la fe, en homenaje al delantero italo-argentino que se especializó en marcar goles con el minutero rondando el 90 por delante o por detrás.
En la Zona Cesarini reina Higuaín desde que llegó al Real Madrid en diciembre de 2006 procedente del River Plate argentino. Desde entonces ha marcado 28 goles en Liga, de los cuales siete, una cuarta parte, los ha registrado entre el minuto 87 y el 93. Todos auténticas obras de fe. Cuatro de ellos con el escenario angustioso de la necesidad y la épica como fondo.
El madridismo aún recuerda aquel gol al Espanyol en la Liga conquistada bajo la tutela de Capello en 2007. Higuaín barrió un balón en la banda, se levantó y se descabalgó hacia el área. Llegó al pase de Reyes con la lengua fuera, pero con los gramos de fuerza justos para superar a Kameni. Si hay que elegir un gol que defina aquel título que estaba perdido en marzo, ese es el designado. Era el 4-3 de un partido que su equipo perdía 1-3 al descanso. Desde entonces, se ha instalado en Higuaín la figura del salvador milagrero. En ello tiene mucho que ver su yo futbolístico y su necesidad de instalarse en el Madrid desde el convencimiento. Higuaín no proviene del molde de la estética y la plástica como los finos estilistas.
Los valores de las gestasNo es Bergkamp, ni Henry, ni Van Basten, ni Romario. Se maneja en términos de contundencia y verticalidad y es poseedor de un carácter rebelde ante la derrota. Los valores que adornan gestas como la del martes ante el Getafe. Higuaín también tuvo que exponer el milagro como argumento cuando en el club dudaron de él. Estuvo cerca de irse cedido al Valladolid la pasada campaña. Schuster no acababa de creer en él. Se quedó, pero a la sombra de Raúl y Van Nistelrooy. Aun así, sus goles fueron determinantes en muchos encuentros. El de Pamplona, logrado en el 90, proclamó al Madrid campeón de Liga. Esta temporada decidió el derbi del Calderón al transformar un penalti en el descuento y dos tantos suyos le dieron la vuelta al marcador ante el Numancia (4-3).
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