Este artículo se publicó hace 16 años.
Rogge reconoce una "crisis" por culpa del relevo de la antorcha
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, reconoció hoy que el olimpismo atraviesa una crisis tras los intentos de sabotaje que ha sufrido el relevo de la antorcha y la ola internacional de protestas contra China.
"Efectivamente es una crisis, de eso no hay duda, pero el COI ha superado obstáculos mayores. La de 1972 (donde once personas murieron a manos de terroristas palestinos) fue la mayor crisis a la que el COI se enfrentó", dijo Rogge, que también mencionó los boicot de 1980 y 1984.
"El Movimiento Olímpico se enfrenta a muchos desafíos. Este es otro más pero no es comparable a los otros", señaló en rueda de prensa.
De hecho, y a pesar de las especulaciones que surgieron el martes, Rogge volvió a afirmar hoy que "para nada está previsto" cancelar el relevo de la llama olímpica.
"Estuvimos estudiando con el BOCOG (comité organizador de Pekín 2008) medidas para mejorar las condiciones del relevo, pero no está en nuestra agenda suspenderlo", dijo el presidente del COI, que no quiso hacer públicas cuáles son esas medidas.
Dijo que durante el próximo mes de septiembre, el COI mantendrá una reunión para decidir qué hacer con el relevo de la antorcha en venideras ediciones y si, como han propuesto varios miembros del Comité Ejecutivo, recuperar los recorridos domésticos en sustitución de los internacionales.
Rogge no cree que los acontecimientos vividos en Londres, París o San Francisco hayan dañado la imagen del olimpismo y la antorcha: "La antorcha, como símbolo de unidad, no ha sido dañada, los que han salido dañados han sido los que cometieron actos violentos contra la antorcha".
Rogge volvió a afirmar que sintió pena por los atletas, los relevistas y los niños, que vieron cómo sus ídolos eran abucheados, y reconoció que lo que le "chocó, fue ver que alguien trate de quitarle la antorcha a una persona en silla de ruedas", como ocurrió en París.
El presidente del COI añadió que ha recibido de las autoridades chinas todas las garantías sobre seguridad en el recorrido del fuego olímpico, el más largo de la historia con 130.000 kilómetros.
La antorcha viaja escoltada por miembros de cuerpos de seguridad chinos a los que Sebastian Coe, presidente del Comité Organizador de Londres 2012, calificó de "matones".
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