Este artículo se publicó hace 14 años.
Los Romanov piden a Rusia pruebas del asesinato del último zar
La autoproclamada heredera al trono imperial de Rusia pidió a los fiscales el viernes que reabran una investigación sobre el asesinato del zar Nicolás II y su familia, que fueron ejecutados por los bolcheviques en 1918.
La unidad de investigación del Fiscal General ruso dijo que había cerrado formalmente una investigación penal sobre la muerte de Nicolás II porque había pasado mucho tiempo desde el crimen y porque sus responsables habían muerto.
Sin embargo, los monárquicos dijeron que la reapertura del caso era esencial si Rusia quería finalmente aceptar su pasado brutal, años después del desmoronamiento de la Unión Soviética en 1991.
"Este caso es esencial para Rusia", dijo Alexander Zakatov, que representa a la Gran Duquesa Maria Vladimirovna, una Romanov que se considera heredera del trono imperial.
"Los rusos necesitan saber sobre el destino de la familia zarista y sobre todas las otras víctimas del régimen comunista. Debería haber un veredicto claro sobre esto", dijo Zakatov, que dirige la cancillería de la denominada Casa Imperial rusa.
Añadió que los abogados de Maria Vladimirovna habían pedido al tribunal Basmanny de Moscú que ordene a los fiscales reabrir el caso, y dijo que era necesario abrirlo para resolver una serie de cuestiones sobre el asesinato y los restos que se dice pertenecen al último zar.
Nicolás II, su esposa y cinco hijos fueron asesinatos por un pelotón de ejecución revolucionario en la noche del 16 al 17 de julio de 1918 en el sótano de la casa de un comerciante en Ekaterimburgo, una ciudad a 1.450 km al este de Moscú.
En 2008 el Tribunal Supremo de Rusia los reconoció como víctimas de la represión bolchevique, una decisión que Zakatov dijo que el Fiscal General de Rusia había ignorado en los documentos oficiales.
Los restos que se cree pertenecen al zar y su familia fueron exhumados en 1991 y enterrados de nuevo en 1998 en la cripta imperial de la Catedral de San Pedro y Pablo en San Petersburgo.
No obstante, la Iglesia ortodoxa rusa dice que aún no está claro si los restos son en realidad los del último zar y su familia, una opinión que respaldan muchos miembros de la familia Romanov.
"La Iglesia ortodoxa rusa y la Casa Imperial no tienen hasta ahora suficientes pruebas para reconocer a esos restos como los de la familia zarista", dijo Zakatov.
La dinastía Romanov gobernó Rusia durante 300 años antes de que Nicolás II abdicase en 1917, colocando a Rusia en el camino de la Revolución Bolchevique, la guerra civil y 70 años de régimen comunista.
En la época soviética, Nicolás II fue ridiculizado por las autoridades como un gobernante débil y cruel, pero desde el desmembramiento de la Unión Soviética Nicolás ha ido ganando cada vez más popularidad como un símbolo de la gloria imperial rusa.
Antes de jurar como presidente de Rusia en mayo de 2008, Dmitry Medvedev dijo que admiraba a Nicolás II, quien, junto con su familia, fue canonizado por la Iglesia ortodoxa rusa en 2000.
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