Este artículo se publicó hace 15 años.
Ronnie Biggs, el "ladrón del siglo", pedirá la libertad
El británico Ronnie Biggs, el llamado "ladrón del siglo" por el asalto al tren de Glasgow (Escocia) en 1963, pedirá hoy a una comisión especial que le conceda la libertad antes de cumplir 80 años el próximo mes de agosto.
La llamada Comisión de Libertad Condicional se reunirá hoy para estudiar esta petición y decidir si recomienda al Ministerio de Justicia que libere a Biggs, preso actualmente en la cárcel de Norwich, en el sureste de Inglaterra, según fuentes judiciales.
Su hijo Michael, de 34 años, dijo recientemente que confía en que su padre -que en 2001 regresó voluntariamente al Reino Unido tras permanecer años prófugo de la Justicia británica- sea un hombre libre antes de celebrar sus 80 años el próximo 8 de agosto.
El ministro británico de Justicia, Jack Straw, tendrá la decisión final sobre si libera o no al "ladrón del siglo".
Según el sistema judicial británico, Biggs tiene derecho a la libertad porque ha cumplido un tercio de su condena de treinta años.
Biggs fue condenado a treinta años de cárcel por su participación, junto con otras quince personas, en el robo a un tren de Correos el 8 de agosto de 1963, pero los ladrones fueron detenidos en enero del año siguiente.
La banda se hizo con 2,6 millones de libras (2,9 millones de euros), que en esa época fue la mayor suma robada en un solo asalto.
Tras ser procesado y condenado a treinta años de cárcel, Biggs fue encarcelado en la prisión de Wandsworth (Londres), de donde se fugó 15 meses después.
Biggs huyó a París, donde se sometió a cirugía plástica, y con un pasaporte falso viajó a Australia.
Tras pasar por varios países, el ladrón se estableció en Brasil, donde tuvo un hijo con la bailarina brasileña Raimunda de Castro.
Debido a que la ley brasileña no permite la extradición de un hombre, aunque sea fugitivo, que tenga un hijo nacido en el país, el Reino Unido tuvo problemas para conseguir que Biggs fuese entregado.
Entre sus peripecias figura su secuestro por parte de un grupo de mercenarios británicos, que lo llevaron a Barbados en 1981 para vender la historia al mejor postor, pero la trama fue descubierta.
Biggs utilizó lagunas legales para conseguir que fuera llevado a Brasil, donde permaneció hasta el 2001.
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