Este artículo se publicó hace 12 años.
Rousseff sobre Niemeyer: "Hoy es día de saludar su vida"
Brasil despide a su genio de la arquitectura Óscar Niemeyer. Las autoridades brasileñas han decretado tres días de luto oficial por la muerte de Óscar Niemeyer, padre de la arquitectura brasileña y uno de los grandes de la arquitectura moderna, que se produjo el miércoles pasado. "Brasil ha perdido a uno de sus genios, hoy es día de llorar su muerte, de saludar su vida", aseguró durante su funeral la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
La mandataria también aludió a su carácter internacional. "Aunque era nacionalista, se convirtió en el más cosmopolita de los brasileños, con proyectos por muchos países, como Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Argelia e Israel". Además, la jefa de Estado ha recordado su talante social: "Ante las numerosas injusticias del mundo, él soñó con una sociedad equitativa". Y añadió que a pesar de que se "autodeclaraba pesimista, era un símbolo de esperanza".
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, también ha destadestacó que "ha sido el arquitecto más importante de Brasil y un genio de la arquitectura mundial". A nivel personal, subrayó que "era muy querido por el pueblo brasileño". "Niemeyer era Dulce en el trato y firme en sus convicciones", valoró el líder regional.
En la misma línea, se manifestó el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes que subrayó su importancia para la arquitectura universal. "Brasil y el mundo han perdido hoy a un hombre que dedicó toda su vida a crear belleza. Ha dejado su marca en el paisaje y en la historia de nuestro país. Lo que él creó perdurará en nuestra memoria", subrayó.
Su cuerpo fue trasladado ayer a la capital del país sudamericano, Brasilia, donde fue velado en el Palacio de Planalto -sede de la Presidencia-, una de sus obras. Después, sus restos mortales regresarán a Río de Janeiro para ser velado en el Palacio de la Ciudad -sede del Ayuntamiento- por el pueblo carioca hasta el viernes, cuando se celebrará el entierro.
Niemeyer murió el miércoles por la noche a los 104 años de edad en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro, tras un año en el que ha sufrido numerosos problemas de salud, entre ellos neumonía, deshidratación, insuficiencia renal e infección respiratoria.
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