Este artículo se publicó hace 14 años.
Rusia podría liderar una misión de paz en Kirguistán
Un grupo de seguridad encabezado por Moscú dijo el lunes que podría estudiar enviar una fuerza militar a Kirguistán para sofocar los enfrentamientos étnicos que han causado la muerte de al menos 124 personas en el empobrecido estado del centro de Asia.
La violencia entre kirguisos y uzbekos en las ciudades de Osh y Jalalabad, en el sur del país, comenzó el jueves y aumentó durante el fin de semana. Testigos dijeron que bandas armadas con fusiles automáticos, barras de acero y machetes habían incendiado casas y disparado a aquellos que huían.
Representantes de la organización de seguridad de antiguas repúblicas soviéticas conocido como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderado por Rusia, se reunieron el lunes para tratar sobre la situación en el país centroasiático.
"La OTSC tiene a su disposición todo lo que se necesita para actuar en estas situaciones, incluyendo un contingente de paz (...) fuerzas colectivas de rápida reacción y rápidos despliegues de fuerzas de la región del Asia Central", dijo el secretario general de la organización, Nikolai Bordyuzha, según lo citó la prensa rusa.
"Pero hay que pensarlo bien antes de usar estos medios, y lo más importante es usarlos como parte de un conjunto de medidas", indicó, sin especificar las medidas.
La organización está compuesta por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.
Los últimos enfrentamientos suponen la peor oleada de violencia étnica en Kirguistán desde 1990, cuando el entonces presidente soviético Mijail Gorbachov envió soldados soviéticos a Osh después de que cientos de personas murieran en una disputa territorial.
Los nuevos disturbios en Kirguistán han causado preocupación en Rusia, Estados Unidos y la vecina China.
en el norte del país, a unos 300 kilómetros de Osh - para enviar suministros a sus fuerzas en Afganistán. Rusia también posee una base militar en el país.
El Gobierno interino de Kirguistán, que asumió el poder en abril tras una revuelta que derrocó al presidente Kurmanbek Bakiyev, acusó a partidarios del depuesto líder de crear el conflicto étnico, acusación que Bakiyev negó en un comunicado emitido el domingo.
El Gobierno interino, liderado por Roza Otunbayeva, dijo el lunes que las autoridades en Jalalabad arrestaron a una "persona reconocida" bajo la sospecha de fomentar los disturbios.
Kubatbek Baibolov, comandante en Jalalabad, dijo en declaraciones transmitidas por televisión: "Esto no es más que un intento de los partidarios y familiares de Bakiyev de capturar el poder".
Miles de uzbecos huyeron a la cercana frontera con Uzbekistán o buscaron refugio en pueblos para escapar a los enfrentamientos más sangrientos en dos décadas. Muchos dijeron ser el blanco de pandillas kirguisas en un "genocidio" apoyado por policías y soldados locales.
"Multitudes de kirguisos deambulan, incendian nuestras casas y matan a uzbecos en sus propias casas", dijo a Reuters por teléfono el uzbeco Muhammed Askerov, un empresario de Jalalabad que se encontraba en un pueblo no identificado.
Algunos kirguisos atribuyen el derramamientos de sangre a uzbecos o bandas de delincuentes que pelean por tener influencia en la región.
Kirguistán y Uzbekistán se mezclan en el valle del Fergana, y mientras los uzbecos suponen el 14,5 por ciento de la población kirguisa, ambos constituyen alrededor de la mitad de la población en las regiones de Osh y Jalalabad.
El gobierno provisional kirguiso no ha logrado hacerse con el control, del país, separado del norte por una cadena de montañas. El fin de semana pidió a Rusia que envíe tropas, pero Moscú respondió que no enviaría soldados por sí sola.
Cruz Roja dijo el domingo que la situación humanitaria en el sur de Kirguistán es "crítica".
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