Este artículo se publicó hace 15 años.
Salgado defiende ante el FMI las previsiones económicas del Gobierno
El Gobierno español discrepa de los pronósticos del FMI y así se lo ha hecho saber a sus máximos directivos, dijo hoy la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, quien aseguró que el país volverá a crecer en el primer semestre de 2010.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho en los últimos días una evaluación pesimista de las perspectivas económicas de España, al que coloca a la cola de la recuperación mundial.
Pero a juicio de Salgado a los expertos de dicha institución les faltan datos, en particular sobre el desempeño de los exportadores, que han mantenido su cuota de mercado, pese a que los volúmenes han caído, como en el resto del mundo.
La vivienda es el otro punto ciego del Fondo, según explicó la ministra en una rueda de prensa, pues "una parte importante del ajuste" ya ha ocurrido en ese sector. En comparación, el FMI augura que aún resta una caída "grande" de los precios.
Los datos económicos que maneja el ministerio impedirán, de acuerdo con Salgado, que el déficit presupuestario alcance los niveles previstos por el FMI, que habla de un agujero de más del 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año.
El Gobierno calcula un déficit del 9,5 por ciento, que se compone de un 8,1 por ciento de déficit del Estado y el resto de los gobiernos regionales.
"El déficit del Estado se va a cumplir y espero que la previsión de las comunidades autónomas también", dijo Salgado, que se reunió con el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en el marco de la Asamblea Anual de ese organismo y el Banco Mundial, que comenzó hoy.
Para el 2010, el Fondo cree que el déficit será algo menor, aunque no cuenta con un valor actualizado.
Salgado defendió que los números rojos sumarán el 5,1 por ciento del PIB el próximo año y "ni mucho menos podría llegarse a la cifra que dice el Fondo Monetario Internacional"
El organismo había pronosticado inicialmente un déficit de más del 12 por ciento para los dos años, pero admitió que será menor, aunque aún así elevado, debido a que no tuvo tiempo de calcular el posible impacto de la subida de impuestos anunciada por el Gobierno.
A medio plazo, sin embargo, la discordia entre FMI y Gobierno se desvanece.
"El Fondo dice que recuperaremos los niveles de 2008 en el 2014, por cierto igual que Alemania", indicó Salgado. "Creemos que hay una incertidumbre importante ... no vamos a cuestionar las previsiones del FMI para 2014", añadió.
La entidad prevé que el país saldrá de la crisis muy lentamente y sólo volverá a crecer un 2 por ciento ese año.
Salgado señaló que España "está tocando fondo", porque aunque se espera que la economía se contraiga hasta finales de año, lo hará a un ritmo menor que en trimestres anteriores.
"El año que viene comenzará ya en el primer semestre a tener crecimientos positivos. En ese sentido, los datos que tenemos van confirmando nuestras previsiones", manifestó la vicepresidenta.
El Gobierno español vaticina que aún así, la media del 2010 se mantendrá en territorio negativo, con una contracción del 0,3 por ciento, cuatro décimas menos que lo augurado por el Fondo.
Otro área de conflicto entre FMI y Gobierno es la reforma laboral.
En ese sentido, la vicepresidenta económica dijo que sindicatos y empresarios sopesan cambios actualmente en las modalidades de negociación colectiva, de forma que se tenga en cuenta la situación económica de la empresa en los contratos.
"Yo creo que va a haber algunos cambios, pero no los que se refieren a los despidos ni en las formas de contratación, eso no está en este momento en la agenda", afirmó Salgado.
El FMI ha aconsejado reiteradamente a España abaratar el despido como forma de convencer a los empresarios de contratar más, ya que asumirían menos obligaciones con el trabajador.
También ha destacado que por la rigidez del mercado laboral las empresas reaccionan a la crisis con despidos, en lugar de con una bajada de salarios.
La ministra admitió que "las características de nuestro mercado de trabajo hacen que el peso del ajuste recaiga en mayor medida sobre el número de empleos que sobre otros mecanismos de ajuste, como la reducción parcial de la jornada laboral o los salarios".
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