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La salida de Irak no salva a Brown

Reino Unido pasa el mando de Basora a los iraquíes pero el primer ministro se hunde cada vez más en las encuestas

LOURDES GOMEZ

Las tropas británicas cedieron ayer a las autoridades iraquíes el control sobrela seguridad en Basora, la cuarta y última provincia delpaís árabe que pasa de manos británicas a iraquíes.

La retirada parcial de tropas era una de las promesas anunciadas para antes de Navidad por el primer ministro británico, Gordon Brown. Sin embargo, el esperado momento de la ceremonia de traspaso de poderes celebrada ayer en el aeropuerto internacional de Basora ha coincidido con el hundimiento de Brown en el pozo de la impopularidad.

De acuerdo con una encuesta de YouGov, publicada ayer en el dominical The Sunday Times, los tories obtendrían el 45% de los votos, su posición más alta en 15 años. Los laboristas se quedan en el 32%. Ha perdido tres puntos en un mes mientras que el principal partido de la oposición ha ganado cuatro. El rotativo sugiere que principalmente son las mujeres las que están dando la espalda a Brown.

Su visita a Irak y Afganistán hace ocho días debía marcar el principio de una estrategia para retomar la iniciativa política. Las tropas británicas se reducirán hasta 2.500 efectivos en primavera.

Su equipo de Gobierno desveló planes para impulsar la energía renovable con la instalación de 7000 turbinas eólicas y un paquete de ayudas a los discapacitados. Ed Balls, ministro de la Infancia, Escuelas y Familias, anunció además un proyecto para mejorar la educación, erradicar la pobreza y controlar el creciente problema del gamberrismo juvenil.

El primer ministro comenzaba a controlar la agenda, pero los acontecimientos se impusieron una vez más. Y, de nuevo, por un problema de su propia creación.

Brown azuzó el fuego de la críticas ausentándose de la ceremonia que reunió, el pasado jueves, a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en Lisboa para firmar el Tratado de Reforma. Con su plantón, el premier británico se labró pocas amistades entre sus socios europeos y, en casa, se ganó serias acusaciones de indecisión y cobardía.

El electorado sigue castigando a un líder laborista al que, en contra todos los pronósticos, aupó a su llegada a Downing Street, hace seis meses.
 Su popularidad alcanzó, en el verano, un pico del 48% de los votos en los sondeos de opinión, que ahora se ha tornado negativo, por debajo del 25%. Mientras, los conservadores mejoran posiciones y su líder, David Cameron, comienza a convencer como alternativa de futuro.

Contraataque conservador

La decisión del jefe de lo tories de concentrar su metralla dialéctica en los fallos personales y dificultades políticas del premier laborista está dando frutos. En la última sesión parlamentaria del año de preguntas al primer ministro, Cameron ignoró las nuevas iniciativas políticas para reavivar la polémica en torno al extravío de los datos de 25 millones de personas, las donaciones ilegales a políticos laboristas, lacrisis del banco Northern
Rock y otras cuestiones pendientes de resolver.

El futuro no se presenta alentador para Brown, que se ha creado un nuevo y atípico enemigo, en el servicio de Policía, con una engañosa subida salarial. Por primera vez en décadas, los agentes del orden demandan ladimisión de la ministra del Interior y reclaman el derechoa ir a la huelga. 

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