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Saltearse el desayuno no "agranda" el almuerzo de los niños

Reuters

Por Lynne Peeples

Saltearse el desayuno nomodificaría la cantidad de comida que un niño consumirá elresto del día, pero hacerlo tiene sus consecuencias, adviertenlos autores de un nuevo estudio realizado en Estados Unidos.

Existen evidencias de que el hábito cada vez más común desaltearse el desayuno puede hacer que los niños coman de más enotras comidas y engorden.

Aun así, pocos estudios lo pusieron a prueba, precisó laautora principal Tanja Kral, de la Escuela de Medicina de laUniversity of Pennsylvania, en Filadelfia.

El equipo de Kral evaluó el efecto de saltearse el desayunoen el apetito y la cantidad total de calorías consumidas elresto del día en 21 niños de 8 a 10 años; la mayoríadesayunaba.

Cada niño concurrió al laboratorio de pruebas dos veces. Enuna, se les sirvió un desayuno con cereal, leche, banana y jugode naranja; en la otra, nada. Ambas veces, los niños recibierondespués un almuerzo, en el que podían elegir entre una granvariedad de alimentos, como pastas, brócoli, puré de manzanas ygalletas, y se les pidió que comieran cuanto quisieran durante20 minutos.

Luego, los niños se fueron del laboratorio y los padresinformaron qué comieron el resto del día. Los niños sintieronmás hambre el resto del día cuando no habían desayunado. Peroeso no se tradujo en almuerzos más copiosos, según publica elequipo en The American Journal of Clinical Nutrition.

"A pesar de las diferencias en las sensaciones de hambre ysaciedad, los niños que desayunaban regularmente no compensaronlas calorías perdidas de un desayuno con las comidas del restodel día", dijo Kral.

Los niños que desayunaron terminaron ingiriendo máscalorías en general y más de las necesarias para mantener supeso. Un niño promedio consumió 362 calorías más los días quedesayunaba, es decir un 20 por ciento por encima de lasnecesidades energéticas diarias, según el peso, la altura, elsexo y el nivel de actividad física.

El equipo opina que otros factores explicarían ladesconexión entre los niveles de hambre de cada niño, susnecesidades de energía física y la cantidad de comidaconsumida.

"La comida que consume un niño depende de factoresambientales, como la cantidad y el tipo de alimentosdisponibles. Por lo tanto, esos factores pueden modificar lasensación de hambre y de saciedad", explicó Kral.

La autora señaló que el estudio de niños con distintospesos y edades o que regularmente saltean el desayuno habríaproporcionado diferentes resultados. Advirtió también que estosresultados no respaldan el hábito de saltearse el desayuno.

"El desayuno es una parte importante de la alimentaciónsaludable. Un desayuno saludable aporta nutrientes importantespara el crecimiento y el desarrollo infantil. Los niños que losaltean no compensarían esa falta de nutrientes con otrascomidas", dijo Kral.

El productor de cereales General Mills financió el estudioy proporcionó los cereales para el desayuno utilizados en laspruebas.

FUENTE: The American Journal of Clinical Nutrition, online17 de noviembre del 2010

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