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Salvavidas para Wall Street

Congreso y Gobierno pactan finalmente un plan de rescate financiero de medio billón de euros

 A 15 minutos del fin del mundo, por F. Saiz

ISABEL PIQUER

El Congreso y el Gobierno de Estados Unidos han alcanzado finalmente un compromiso sobre el mayor plan de rescate financiero de la historia del país, cifrado en 700.000 millones de dólares (casi medio billón de euros). Tras unas negociaciones maratonianas, los legisladores esperaban votar el lunes el plan en la Cámara de Representantes.

Uno de los responsables del acuerdo, el representante demócrata, Barney Frank, resumía bastante bien el resultado: “Nadie ha obtenido lo que quería. La solución de un problema no puede ser más elegante que el propio problema y estamos lidiando con una situación muy difícil”.

Una situación difícil, envenenada por la proximidad de las elecciones presidenciales y legislativas. Básicamente, los congresistas anunciaron un plan parecido al original, pero con más control del Congreso, y con cláusulas para venderlo a su gusto a unos votantes enfurecidos. Los sondeos indican que la mitad de la población está en contra del plan por el coste que supone.

En la madrugada de ayer, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, principal artífice del plan, y los líderes del Congreso comparecieron ante la prensa para anunciar, una vez más, que habían llegado a un acuerdo. La diferencia con el anterior es que esta vez también estaban incluidos los congresistas republicanos radicales que hundieron el primer intento.

“Hemos hecho grandes progresos para alcanzar un plan que será efectivo en los mercados”, dijo Paulson, con cara de alivio. “Hemos hecho todo esto para tratar de aislar a la economía y a los ciudadanos estadounidenses de a pie de la crisis de Wall Street”, afirmó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Los asesores trabajaron durante toda la noche para transformar la propuesta en un documento legal que pudiera ser aprobado hoy. En las últimas horas de negociación, el nerviosismo era palpable, con congresistas y senadores yendo del despacho de Pelosi, donde estaban reunidos los demócratas, a las oficinas del representante republicano radical, John Boehner, uno de los cabecillas de la rebelión conservadora, y finalmente a las de Paulson, para retocar los borradores de la propuesta. También se intercambiaron llamadas entre el presidente Bush, Pelosi, Paulson,Obama y McCain.

El diario New York Times contaba cómo en un momento uno de los demócratas que se oponía al plan empezó a gritar a Paulson, reprochándole que no quisiera limitar los llamados “paracaídas de oro” a los ejecutivos de las firmas en apuros, ante la incredulidad de los turistas que visitaban el Capitolio. En otro momento, se confiscaron las BlackBerrys (teléfonos móviles sofisticados) de los asesores que negociaban la letra pequeña, para evitar filtraciones.

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