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Sánchez Vidal refleja la cara y la cruz del hermafroditismo en el siglo XVI

EFE

Si la hermafrodita Elena de Céspedes no hubiera nacido en Alhama de Granada en 1546 y lo hubiera hecho en 2010, cuatro siglos después, "no habría tenido ningún problema", porque incluso la Seguridad Social andaluza hubiera cubierto su cambio de sexo.

Después de leerse durante meses "de arriba abajo" los 700 folios del proceso inquisitorial abierto en 1587 en Toledo a esta hermafrodita, el escritor Agustín Sánchez Vidal ha llegado a la conclusión de que si Elena de Céspedes hubiera nacido hoy "hubiera sido muy feliz", según ha afirmado en una entrevista con Efe a raíz de la publicación de "Esclava de nadie" (Espasa).

En un momento en que la legislación española reconoce el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio y en el que algunas comunidades autónomas, como la andaluza, incluyen entre sus prestaciones el cambio de sexo, Elena de Céspedes "no hubiera tenido que hacerse la carnicería que se hizo ella misma o la que le hace un circuncidador clandestino; habría ido a un hospital".

El escritor salmantino afincado en Zaragoza, ganador del premio Primavera de Novela por su segunda obra, "Nudos de sangre", ha asegurado que se tropezó con esta historia cuando estaba documentando su primera novela, "La llave maestra", y se dio cuenta de que era un caso "absolutamente insólito y desconocido".

La dificultad añadida, según el narrador -que ejerció la docencia en Zaragoza durante 40 años- era que al tratarse de una historia verídica "no se podía jugar con ella" y había que reconstruir los huecos respetando las partes documentadas, "que tenían que estar muy afinadas".

Ese, según Sánchez Vidal, fue el primer estímulo, y el segundo que el lector podía abordarla "sin quedarse en las truculencias, porque hoy sabemos que los casos de hermafroditismo existen".

"Esclava de nadie" narra las vicisitudes por las que tuvo que atravesar Elena de Céspedes, fruto de la relación de un caballero del siglo XVI con su esclava negra, que nace mujer, se casa con un albañil con el que tiene un hijo, se enrola como soldado en la guerra contra los moriscos, ejerce el oficio de cirujano y finalmente, se enamora y se casa con la joven María del Caño.

"Quería contar sobre todo el coraje de esta mujer", la primera que pasó rigurosos exámenes en Madrid para ejercer como cirujano, y además al autor le atrajo "ver que los impedimentos eran sociales, no intrínsecos".

Para Sánchez Vidal, "la gran sorpresa" al profundizar en esta historia ha sido que hoy, cuatro siglos después, el hermafroditismo sigue siendo un misterio y "no hay forma de establecer cuando se es hombre o mujer de una manera estricta" en los casos de personas con caracteres intermedios; "hay casos de cromosomas xx que desarrollan rasgos masculinos, e incluso producen esperma, y al contrario".

En su opinión, el gran problema de la protagonista de su libro era "el drama de su identidad; no era ni blanca ni negra, ni libre ni esclava, ni hombre ni mujer", y añade que Elena de Céspedes "hubo de tomar las riendas de su vida y decidir lo que iba a ser".

Sánchez Vidal señala que aunque España es hoy uno de los países con la legislación más avanzada en materia de libertad sexual, en otros países como Irán los homosexuales "son ejecutados" y a las adúlteras se las lapida, por lo que se muestra convencido de que en España hoy Céspedes "estaría encantada", aunque subraya la paradoja de que si no se la hubiera procesado desconoceríamos su caso.

El escritor señala que en esa época se desconocía la anatomía humana y que fue el anatomista Mateo Colón quien se atribuyó el descubrimiento del clítoris, "hasta entonces un secreto de Estado", lo que lleva a pensar que fenómenos como la transexualidad eran "impensables" y a reflexionar sobre los desvelos por lo que hubo de atravesar la protagonista de su novela por su condición sexual.

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