Este artículo se publicó hace 14 años.
Sarkozy quiere un sistema multi-monetario frente a un "desorden inaceptable"
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció hoy que "el desorden monetario se ha vuelto inaceptable" por los efectos que está teniendo para la competitividad de las empresas europeas, y abogó por un mecanismo "multimonetario".
"El mundo se ha vuelto multipolar, el sistema monetario debe pasar a ser multi-monetario", subrayó Sarkozy en un coloquio sobre el futuro del capitalismo organizado en París.
Insistió en que "no se puede aceptar" la actual situación en que la divisa estadounidense ha perdido un 50% de su valor respecto al euro, lo que afecta a las compañías de los países de la moneda única a la hora de exportar a la zona dólar.
"No nos callaremos con algunos Estados que no respeten las normas fijadas por el G20", en particular las normas contables, señaló el presidente francés, que no dio nombres, pero añadió que luchará "para que los compromisos se cumplan".
Se mostró convencido de que la Unión Europea va a dotarse de "un impuesto al carbono en (sus) fronteras" para gravar en los productos importados el CO2 (dióxido de carbono) que generen en su producción y su transporte, a imagen del impuesto que prepara para Francia.
A ese respecto, advirtió de que no aceptará que se impongan reglas y restricciones a las empresas europeas mientras se importan del exterior productos "que no respetan ninguna norma medioambiental".
Sarkozy estimó que la cumbre de diciembre pasado sobre el cambio climático en Copenhague "es una revolución incompleta, pero es el inicio de una revolución", ya que a diferencia del Protocolo de Kioto de 1997, que sólo habían firmado 35 países, compromete en este caso a 192 Estados, y en especial China y Estados Unidos, que son los que más CO2 emiten en todo el mundo.
El presidente francés afirmó que "la crisis es estructural, no coyuntural", y consecuencia "de una economía no suficientemente regulada".
Por eso, argumentó que "no queremos que las cosas vuelvan a ser como antes" y "no se pueden aceptar", por ejemplo "los paracaídas dorados" para los directivos de empresas, "las primas exorbitantes" para los operadores de bolsa, ni tampoco "la especulación": "queremos un capitalismo de producción, no de especulación".
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