Este artículo se publicó hace 15 años.
Scarlett Johansson y Pete Yorn presentan su disco Break Up
La actriz y el músico aspiran a convertirse en los Bardot-Gainsbourg del siglo XXI
Un visitante llegado a París en los últimos días no habrá tenido manera de escapar a un diluvio, un diluvio publicitario y televisivo, un diluvio en el que se lucían desde todos los ángulos imaginables la silueta y perfil de la actriz Scarlett Johansson para que se pareciera al de Brigitte Bardot. Es que Scarlett, acompañada del músico Pete Yorn al parecer, influido por Serge Gainsbourg presentaba su disco Break Up. Porque Scarlett también es cantante. O eso dice la publicidad.
La nueva probable musa de Woody Allen ofreció ayer una rueda de prensa en París para hablar de su álbum, acompañada por Yorn. Es él quien ha compuesto y escrito, y también quien canta con ella en dúo para el conjunto de canciones de amor y desamor de esta "ruptura" (break up).
El estilo es entre neofolk y britpop, con resultado más bien insulso y un amor descafeinado. No obstante, para describir el conjunto de canciones, ambos artistas se han referido con profusión al amor creativo, ardiente, breve, adúltero y de navaja que unió por unos meses a Gainsbourg y a Bardot en 1967 y 1968, pasión de la que salieron algunos de los agarraos más tórridos del siglo XX.
"Este disco no es un homenaje a Gainsbourg o a Bardot, pero esas referencias son importantes", clamó Yorn. De hecho, si se unió a Johansson para el disco, dijo, es porque quería hacer dúos con "una mujer con una presencia fuerte, como Bardot".
Vestido de lunares sixtiesEl estilo es entre neofolk y britpop, con resultado más bien insulso y un amor descafeinado
La actriz explicó que "fue fácil hacer este disco, fue como una perfecta asociación creativa entre amigos" y que por eso "me quedé sorprendida al escuchar el mix final, porque sonaba bien". Con su vestido de lunares sixties, con su peinado voluminoso, poco más contó de relevancia.
Los flashes se disparaban como locos. Periodistas daneses (esos son los orígenes de Johansson) se derretían a la vista de todos, dispuestos a escribir maravillas.
Y ahí está el problema. Que un chaval y una chavala se conocieran hace años e hicieran canciones de amor, eso es una alegría. Que por el mero hecho de que Scarlett esté como un tren y que los artistas estén sostenidos por un ejército publicitario, haya que tragarse la comparación con la pareja Bardot-Gainsbourg, eso es duro de roer.
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