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"Se sentía intimidada, como si fuera una delincuente"

Aldorena, venezolana de 24 años, intentó hace ocho meses que su hermana la visitara en España. El intento de reencuentro fue un infierno

ROCÍO AGUILAR

Aldorena es una joven venezolana de 24 años. Vive en un estudio de una habitación y dice que 'esa fue razón suficiente para denegar la carta de invitación', ya que 'supuestamente la casa no reunía las condiciones adecuadas para acoger a un invitado', añade. Como este trámite no es esencial para poder entrar en España, su hermana cargó la maleta de ilusión, cogió los papeles y voló hasta el aeropuerto de Barajas. No pasó de ahí.

Transcurrieron cuatro horas hasta que Aldorena recibió una llamada. Llegaba desde la sala de inadmitidos. 'La habían interrogado cuatro veces, estaba nerviosa, se sentía intimidada por la forma tan discriminatoria con la que la hablaban. La trataban como si fuera una delincuente', recuerda. Tenía mala pinta y fue a buscar a un abogado para que intercediera por su hermana, pero los funcionarios no la dejaron.

Un día después se presentó de nuevo en Barajas, poco antes de que un avión llevara a su hermana de vuelta a Caracas. 'Es difícil explicar la frustración que supone estar a pocos metros de tu hermana y que ni siquiera puedas verla', concluye. 'Perdió el dinero del billete y se llevó un sello en el pasaporte por el que no podía volver a España en seis meses'. Y no piensa volver.

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